Cultura material del socialismo cubano: 1961-1989.

Llavero del Hotel Hanabanilla
Llavero del Hotel Hanabanilla

Llavero del Hotel Hanabanilla. Setentas u ochentas. Colección Cuba Material.

El 26 de julio de 1975, Fidel Castro inauguró el Hotel Hanabanilla, construido en una de las orillas del lago homónimo en la Sierra del Escambray, región de Manicaragua, provincia Villa Clara. Su nombre significa, en lengua aborigen, cesta de oro. Cuenta con 125 habitaciones y lo administra la cadena estatal Islazul.

Camilo Venegas cuenta en su blog El fogonero que, en los ochentas, tres jóvenes que querían abandonar el país secuestraron a unos turistas norteamericanos que estaban hospedados en el hotel con la intención de negociar la salida a cambio de la entrega de los rehenes. Sin embargo, la policía capturó a los secuestradores, quienes fueron sentenciados a largas penas de cárcel. Se desconoce el paradero de dos de ellos.

Pin o broche promocional de la aerolínea soviética Aeroflot. Colección Cuba Material.

La antigua aerolínea soviética Aeroflot, hoy Aerolíneas Rusas, fue fundada en 1923 por el gobierno de la URSS. En 1967 llegó a ser la aerolínea comercial más grande del mundo.

El 7 de enero de 1963 Aeroflot inauguró la ruta Moscú – Habana, por entonces la más larga de esta aerolínea, vía Murmansk, tras el año anterior haber acordado los gobiernos de ambos países establecer vuelos directos entre sus capitales. Para ello los ingenieros de Aeroflot tuvieron que reducir la capacidad del avión Tupolev 114 (TU-114), que fuera por un tiempo el avión comercial más grande del mundo antes de que apareciera el Boeing 747, de 170 a 80 pasajeros.

A partir del 27 de junio de 1963, la ruta Moscú – Habana haría escala en Conakry, en Guinea, lo que permitiría cargar más pasajeros en el punto de origen, pues no necesitaba cargar con tanto combustible al despegar.

En los años 1980s, en Cuba se vendieron modelos para armar de cada uno de los aviones de la flota de Aeroflot. Mi tío los compró todos, y por años estuvieron acumulando polvo en las repisas y estantes de la casa de mis abuelos.

Alguien que viajó con Aeroflot, posiblemente mi tío Feli, trajo a casa este pin.

Jabonera
Jabonera

Jabonera. Colección Cuba Material.

Las jaboneras se utilizan para guardar el jabón cuando se viaja. En el país donde nací, las personas casi nunca viajaban —hacer turismo en el extranjero estaba, por ejemplo, prohibido—. Los hoteles eran caros y escasos, el transporte, difícil y viajar fuera del país de motu proprio no era siquiera una posibilidad. Solamente algunos profesionales viajaban al interior por gestiones de trabajo o, en algunas ocasiones, y con mucha suerte, al extranjero.

Solo los estudiantes becados en La Habana o en los países del campo socialista, y aquellos que tenían familiares en otras provincias, viajaban con cierta frecuencia dentro de la isla

Sin embargo, en casi todas las casas existían jaboneras. Se usaban para guardar el jabón cuando uno era llamado a una movilización o convocado al programa de Escuela al Campo (también las usarían, supongo, los movilizados del Servicio Militar y la población penitenciaria).

En los años setenta, las embarazadas también podían comprar jaboneras como parte del módulo de canastilla, por un módico precio y a cambio de un cupón de la libreta de racionamiento de canastilla.

En mi casa había varias jaboneras. Dos de ellas al menos las debe haber comprado mi mamá cuando mi hermana y yo nacimos. Había también jaboneras más viejas, que mis abuelos o mis padres habrían comprado para cuando viajaran por trabajo o vacaciones a otras regiones del país. O porque sí.

Jabonera

Jabonera. Colección Cuba Material.

Jabonera

Jabonera. Colección Cuba Material.

Credencial de la Primera Asamblea de Renovación de Mandatos del Partido Comunista de Cuba
Primera Asamblea de Renovación de Mandatos del Partido Comunista de Cuba

Citación a la Primera Asamblea de Renovación de Mandatos del Partido Comunista de Cuba. 28 de noviembre de 1965. Donación de Ricardo Hernández Otero. Colección Cuba Material.

En noviembre de 1965, el recién (re)constituido Partido Comunista de Cuba celebró sus primeras asambleas de Renovación de Mandatos y de Balance del Trabajo. Para ambos eventos, el Partido distribuyó invitaciones de muy buena calidad: cartulina gruesa, letras a relieve. Llama la atención la ausencia de elementos gráficos.

Primera Asamblea de Renovación de Mandatos del Partido Comunista de Cuba

Citación a la Primera Asamblea de Renovación de Mandatos del Partido Comunista de Cuba. 28 de noviembre de 1965. Donación de Ricardo Hernández Otero. Colección Cuba Material.

Primera Asamblea de Balance del Trabajo del Partido Comunista de Cuba

Primera Asamblea de Balance del Trabajo del Partido Comunista de Cuba. 27 de noviembre de 1965. Donación de Ricardo Hernández Otero. Colección Cuba Material.

Carné del machetero
Carné del machetero

Carné del machetero, entregado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). 1969. Cortesía de Meyken Barreto. Colección Cuba Material.

Desde mediados de los sesentas, por indicación de Fidel Castro, el gobierno cubano comenzó a planear lo que se llamaría la Zafra de los Diez Millones. Para alcanzar la meta de 10 millones de toneladas de azúcar en 1970, se elaboró un plan de producción anual que contemplaba el incremento gradual del volumen de producción de azúcar, comenzando en 1966, hasta llegar a diez millones en 1970.

Este carné recogía el aporte de cada machetero en 1969. Nótese, sin embargo, que con menos precisión que el carné entregado en 1970.

Carné del machetero

Carné del machetero (interior), entregado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). 1969. Cortesía de Meyken Barreto. Colección Cuba Material.

Carné de machetero permanente en la Zafra de los Diez Millones
carne de machetero permanente zafra de los diez millones

Carné de machetero permanente en la Zafra de los Diez Millones. 1970. Cortesía de Meyken Barreto. Colección Cuba Material.

«Los mambises del siglo XX . . . son los cortadores de caña», sentenció Fidel Castro en un discurso y la frase fue reproducida en el reverso del carné de machetero permanente, entregado durante la Zafra de los Diez Millones. Este expediente de los «mambises modernos» fue concebido para registrar y tener control de la cantidad de arrobas de caña que cada machetero cortaba, cifra en la que se basaba la recompensaba que luego recibirían. Ello, a pesar de que uno de los discursos legitimadores del régimen político cubano era la igualdad social.

Carné de machetero permanente en la Zafra de los Diez Millones

Carné de machetero permanente en la Zafra de los Diez Millones. 1970. Cortesía de Meyken Barreto. Colección Cuba Material.

* * *

Ver el discurso de Fidel Castro en el acto de inicio de la Zafra de los Diez Millones.

Ver el panel que la revista Temas dedicó a la Zafra de los Diez Millones en el año 2010 y el comentario de Havanatimes.

bono 3 mil arrobas
bono 3 mil arrobas

Bono tres mil arrobas. 1972. Cortesía de Meyken Barreto. Colección Cuba Material.

«El presente es de lucha; el futuro es nuestro», prometía el gobierno de La Habana en 1972 mientras llamaba a los habaneros a cortar caña y vinculaba la cosecha con el segundo congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). No hay ni un atisbo en este bono de cómo sería el futuro que les pertenecería a los habaneros, pero sí, muchos, del presente de lucha. Los ceros de la cifra (tres mil arrobas) son bocas de fusiles, verde olivo.

Certificado Cederista Destacado
Certificado de Familia Destacada

Certificado de Familia Destacada. 1976. Cortesía de Gerardo Fernández Fe. Colección Cuba Material.

En 1976, la Dirección Nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) entregó a las familias habaneras que participaban en las actividades cederistas y eran leales a «la revolución» un certificado de Familia Destacada. Este iba dirigido al «jefe de familia», quien era considerado el principal eslabón de transmisión de la ideología oficial en el hogar.

El Museo de la Memoria y los Derechos Humanos conserva un certificado similar, emitido en 1975.

También similar es el certificado de Cederista Destacado, que fuera emitido ese mismo año.

Certificado Cederista Destacado. 1975

Certificado Cederista Destacado. 1975. Cortesía de Gerardo Fernández Fe. Colección Cuba Material.

Billete de un peso
billete de un peso

Billete de un peso. Serie de 1960. Colección Cuba Material.

En Navarro Vega, Armando. 2013. Cuba, el socialismo y sus éxodos. Bloomington, IN: Palibrio:

La vida transcurría en las colas. En todas partes se hacía cola. Había colas organizadas, colas desorganizadas y «molotes». Colas por orden de llegada, colas por números, colas en las que se permitía «rotar» y en las que no, colas en las que se permitía «marcar» por otras personas y en las que no se podía. Colas para los que tenían reserva o número por anticipado, y «colas para los fallos».

Colas que duraban meses ratificando el número mediante presencia física al menos una vez al día para, por ejemplo, comprar un colchón. En caso de no poder asistir a dicha «ceremonia de reafirmación» se perdía la vez. De todos modos, hacer esa cola no garantizaba en muchos casos que se pudiese adquirir el producto, porque no se sabía con anterioridad la cantidad que se iba a distribuir.

En los restaurantes y cafeterías se hacía cola durante horas, incluso para reservar una mesa para el día siguiente. (P. 97)

billete de un peso

Billete de un peso (reverso). Serie de 1960. Colección Cuba Material.

Muñecas
Muñecas

Muñecas exhibidas en la exposición Pioneros: Building Cuba’s Socialist Childhood (2015). Colección Cuba Material.

Mi familia materna le dio albergue, en su casa de El Vedado, a uno de los campesinos que el Movimiento 26 de julio invitó a la Concentración Campesina que se celebró en La Habana el 26 de julio de 1959. Entre las atenciones que tuvieron para con el visitante, le regalaron una muñeca que caminaba, decía «mamá» y «papá» y tenía un ropero bien surtido. La habían comprado para mi mamá y ahora se la enviaban de regalo a la hija, más pequeña, de su invitado.

De niña, cuando jugaba con las feas muñecas cubanas adquiridas con la libreta de racionamiento durante la venta anual de los juguetes, sufría pensando en la hermosa muñeca de mi mamá que mis abuelos regalaron.

***

En el Informe del Dr. Ernesto Guevara, Ministro de Industrias en la Reunión Nacional de Producción de 1961 (publicado en Díaz Castañón, María del Pilar. 2004. Ideología y Revolución. Cuba, 1959-1962. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales):

En la Empresa Consolidada del Plástico no ha habido datos. Se produce una gran variedad de artículos, y no hay datos comparativos. Se encuentra paralizada una fábrica de muñecas por falta de materias primas, como son cuerpos de goma, etc., todas las cosas de muñecas. La fábrica consta de 94 trabajadores. Ahora bien, no creemos fundamental este paro, ya que por una parte todas las materias primas hay que conseguirlas en el área del dólar, y por otra parte, no es un artículo de uso necesario. Se está tratando de buscar una fórmula a base de “plastrifrol” y de vinil para elaborar las cabezas y los brazos de las muñecas y localización de sustitutos nacionales para el resto de las materias primas necesarias. Seguramente que lo conseguiremos, pero nos faltó también prever estas cosas. (p. 256)

pasaporte cubano
Sello de la Reforma Urbana. Foto de José Figueroa, tomada del libro

Sello de la Reforma Urbana. Foto «Esta es tu casa Fidel», de José A. Figueroa, tomada del libro José A. Figueroa: Un autorretrato cubano.

El 11 de febrero de 1960, el nuevo gobierno cubano anunció que las propiedades de quienes abandonaban (o habían abandonado) el país serían confiscadas por el estado. En agosto de 1961 se hizo oficial que, quienes tomaran el camino del exilio, solamente podrían llevar consigo una pieza de equipaje. Poco más adelante, la ley reduciría la cantidad de bienes que los cubanos exiliados podían sacar del país a tres mudas de ropa. Todo lo demás pasaría a ser propiedad del estado cubano.

El economista Armando Navarro Vega pormenoriza en su libro Cuba, el socialismo y sus éxodos (2013, Bloomington, IN: Palibrio):

Un momento cumbre de este proceso es la realización del «inventario», recibido usualmente con júbilo por ser un indicador de que el expediente se mueve. El inventario es un registro documentado y pormenorizado de todos los bienes y pertenencias del futuro emigrante, que incluye no sólo el recuento físico o cuantitativo, sino también una valoración del grado de conservación del mismo. Se registra todo, desde un automóvil o el saldo de la cuenta en el banco, hasta los libros, los vasos y las cucharas. A la salida se verifica que nada falta, y que todo se mantiene en el estado en que estaba en el momento en que se inventarió. En caso de pérdida o deterioro de algún bien, o se repone, o no hay viaje. (P. 66)

Llega el momento de «chequear» el inventario, y si todo está bien, la familia sale de la casa con el equipaje que le permiten llevar, y la vivienda es precintada con un sello de la Reforma Urbana, el organismo que controla las viviendas. (P. 67)

Los viajeros saben que el valor total de todo cuanto pueden llevar para iniciar una nueva vida no excederá los 50 pesos cubanos. Algunos tratan inútilmente de esconder los pendientes de la abuela, los anillos de boda, el reloj de leontina que ha permanecido en la familia por tres generaciones, ya sea por su valor monetario o sentimental. De nada vale un ruego o una lágrima, salvo para recibir burlas, insultos o amenazas. Es el último despojo, la última humillación. Entre este momento final y la presentación inicial de la solicitud de salida del país han transcurrido varios años. (P. 67)

Oldsmobile 1956 de Ambar Motors Corp
Oldsmobile 1956 de Ambar Motors Corp

Tarjeta promocional del Oldsmobile de 1956, enviada por el negocio de venta de autos Ambar Motors Corporation. 1955. Colección Cuba Material.

La atracción por «lo de afuera» es evidente en las páginas del Manual de educación formal publicado por primera vez en 1976 y reeditado en 1978 y en 1983:

“Es de mal gusto solicitar a los turistas ‘souvenirs’ de cualquier tipo. Ellos vienen a disfrutar de nuestro sol, de nuestras playas y del clima y a conocer las realizaciones de la Revolución y todos debemos contribuir a que encuentren un ambiente agradable.” (P. 49)

“Todos nuestros educandos deben tener presente que una forma de demostrar al mundo los resultados de nuestra educación está en las relaciones con personas procedentes de países capitalistas, muy especialmente con los turistas. Debemos actuar con naturalidad y sencillez con ellos en todo momento; ser atentos y cordiales; pero de ningún modo mostrar interés por artículos de uso personal o por el establecimiento de relaciones de amistad o camaradería.” (P. 49)

(tomado de la edición de 1983, corregida con recomendaciones de maestros y dirigentes nacionales)

Chancletas de palo

Chancletas de palo. 1960s. Colección Cuba Material.

El norteamericano José Yglesias, sobre un par de mocasines «inventado» por un artesano habanero, a finales de los sesentas:

One young man in Mayarí wore a very nice loafers with a deep-blue canvas top whose soles were of wood: when flat on the ground the soles looked like a solid piece of leather, but when he brought his foot up and bent it, you saw that the sole was made of quarter-inch strips of wood cleverly fitted together to give the shoe play. He had bought them in Havana from a shoemaker whose specialty this was. (P. 112)

Bocetos de maría Elena Molinet.

María Elena Molinet (1919-2013) fue diseñadora de vestuario escénico y profesora y teórica de la moda en Cuba. Es la autora de La piel prohibida (1997) y de los manuscritos “Teoría de la Imagen del Hombre en Cuba”, “Historia de la Imagen del Hombre Universal” y “Vestimenta tradicional de la santería cubana”. Recibió los Premios Nacionales de Teatro, de Diseño y de la Enseñanza Artística.

Estos son algunos de los bocetos producidos por María Elena Molinet para el cine:

Boceto de diseño de traje para el segundo cuento de la película Lucía. Imagen tomada de La jiribilla.

Boceto de diseño de traje para el segundo cuento de la película Lucía. Imagen tomada de La jiribilla.

Boceto de traje para la película María Antonia. Imagen tomada de La Jiribilla.

Boceto de traje para la película María Antonia. Imagen tomada de La Jiribilla.

María Antonia

Boceto de traje para la película María Antonia. Imagen tomada de La jiribilla.

Ver más imágenes aquí.

Información sobre su obra para el teatro, en Cuban Theatre Digital Archive.

Tigre de peluche
Tigre de peluche

Tigre de peluche. años ochentas. Foto cortesía de Claudia Cruz Barigelli.

George Gautier: Voltus V y las primeras clases de capitalismo y mercado:

No se cuantas veces, quizá mas de 50 o 60 vi repetidas tandas del anime japonés VoltusV. Con un peso, si entrabas temprano, podías ver la película cada vez que quisieras hasta que cerraran el cine ese día. Después, hambriento y acelerado por la ilusión del mundo de fantasías tecnológicas del imaginarium nipón, cruzábamos a la pizzería de 23 y 12 llamada Cinecittá a engullir deliciosas pizzas de 1.20, en un sitio que no podía tener mejor nombre, porque llegábamos ahí siempre con la ilusión del mundo cinematográfico desde donde hubiéramos estado antes.

A golpes limpios hacíamos la cola después de ver películas de Bruce Lee, o a tiros después de ver películas del oeste italiano con Trinitty y Bud Spencer. Volábamos en las naves de la guerra de las galaxias o nos abatíamos en feroces combates de espadas láser donde fingíamos ver volar nuestros miembros por el aire a cada corte de la luz imaginario. Pero lo de VoltusV fue apoteósico.

Penosamente lo que nos proyectaron en los cines no fue mas nada que unos cuantos capítulos editados de una serie con un guión mucho mas profundo y complejo que lo que nos dejaron ver. Aun así, era una historia grandiosa. Heroica, de hermandad, lealtad, perseverancia y valentía. Y la creatividad de la tecnología ficticia japonesa que aun hoy deslumbra a los mas jóvenes.

Claro, no había mercadotecnia. Al unísono en muchas escuelas se les ocurrió a los niños conseguir fotogramas de la película. Se le llamaban «Fotico e voltuV» Esa experiencia no era nueva. Nos escapábamos muy seguido de clases para ir a revisar al basurero del ICAIC por 25 y 10 en el Vedado. Ahí recogíamos los fotogramas de muchas películas de la época, ya fuera porque tiraban rollos enteros o los retazos de las ediciones manuales de los laboratorios de fotografía. Estos fotogramas se intercambiaban entre los niños, que mirándolos a trasluz comprobaban la calidad del tesoro. Estos fotogramas se podían montar en diapositivas para los curiosos o pegarlos directamente en el hierro de un proyector ruso de diapositivas para proyectarlos sobre una cartulina en la pared y dibujar sobre ella, haciendo unas reproducciones casi perfectas de actores y escenas que eran vendidos a peso y a veces hasta 1.50 en las aulas según la calidad de la hoja, si era cartulina blanca o cartulina marrón de file.

Yo mismo hacía excelentes dibujos calcados de estas proyecciones de fotogramas de las películas de karate, westerns y animados, los que fueran. A los coleccionistas les encantaba y además daba mis toques propios de claros oscuros que había oído decir por ahí y mis puntos de fuga, que también había oído decir por ahí… Pero Voltus tenía buenísima salida. Nos pagábamos la merienda y el almuerzo con esto. La competencia era sana y acordada. Mismo precio, distintos fotogramas hasta que un día arreció el mercado. Se apareció en la puerta de la escuela un señor mayor de apellido Carvajal que vendía fotos… ¡Fotos! de la película de VoltusV. Aunque estas eran mas caras, como 3 pesos, nuestro producto no se sostenía y ahí tuvimos una primera lección de mercado.

Lección comercial Nº 1: Tu producto no tardará en ser copiado y mejorado por compañías rivales.

Alguno que otro se aventuró a apedrear al señor, pero la mayoría decidimos que teníamos que adaptarnos, así que convencimos al señor que queríamos comprarle bastante fotos para poder ir a su casa y ver como lo hacía. Cuando fuimos, los integrantes de nuestra corporación de foticos de VoltuV vimos impávidos como el señor nos mostró amablemente el proceso. No tenía maldad comercial o sabía que era demasiado complicado para nosotros. Nos enseñó como positivar uno de los fotogramas en una ampliadora y después un montón de procesos químicos para imprimir la imagen en papel fotográfico común. Era demasiado complicado y costoso para nosotros. Ni de broma nuestras madres nos iban a dejar manipular nitrato de plata o como se llamase lo que usaba y mucho menos tener una habitación en nuestros magros hogares con iluminación controlada para estos menesteres. Alguno que otro arengó a comprarse la maldita ampliadora pero el resto del consejo de comerciales no lo vio factible, así que muchos de nosotros tuvimos que regresar al viejo negocio de pasar por encima de los juegos de bolas con agujeros en las suelas para, con un hábil movimiento de los dedos de los pies ir recolectando bolas que después venderíamos en 20 centavos a sus mismos dueños al día siguiente. Excepto los tiritos y cuatripaletas que esos, al no ser genéricos, podían ser reconocidos por cualquiera, pero bueno, había un procedimiento establecido para este negocio que no había fallado nunca, ni había encontrado competencia y mucho menos tan cruel como las que nos había hecho el señor Carvajal con toda su parafernalia química y técnica que nos dejó en la cuneta de la mercadotecnia cinematográfica.

Pero había uno del grupo que no se dio por vencido y buscó y buscó hasta que arreglamos con alguien del laboratorio del ICAIC que nos diera trozos de películas bastante largos y en una tienda de fotos pegábamos fotogramas hasta conseguir hacer una buena parte de la película en un rollo de diapositiva estándar para los proyectores rusos.

El estreno trascendió las fronteras del fanguito y comenzamos a vender en las ligas mayores, película de VoltusV en diapositiva con los subtítulos pegados y todo, a la astronómica cifra de 10 pesos. Cogíamos los botecitos o pomitos de las películas de diapositivas rusas y con alcohol le borrábamos el ruso titulo. Ahora el producto tenía una presentación impecable.  El negocio de las fotos fue abajo ya que en estas composiciones de diapositivas eran coleccionables auténticos de la película original, aunque la mayoría de las versiones proyectadas fueron dobladas al español en algunas se veían hasta los diálogos en los fotogramas. A 5 pesos comprábamos el rollo del extracto de la película ya editado y a 10 se vendía como por arte de magia. En aquel tiempo superó las ventas de las películas en diapositivas de Elpidio Valdés y los intercambios por todas las películas rusas. Es señor Carvajal dejó de vender sus fotos directamente.

Lección comercial Nº 2 – Consigue un buen proveedor de primera mano con la máxima calidad de producto que supere lo que está en venta.

Poco después nuestro proveedor falló. Se asustó un poco de estar cogiendo los caros rollos de 35 mm para imprimir este tipo de cosas infantiles y ya se dio por terminado la temporada de venta de foticos de VoltusV. El señor Carvajal comenzó a vender fotos del Bolo Jeun y Chuck Norris y también inició la temporada de fotos de Rambo y un personaje de Arnold el impronunciable que se cargaba a todo el mundo con su espada y sus esteroides. Nosotros volvimos al negocio de las bolas hasta que uno del grupo se le ocurrió que si las aspiraba con una cerbatana la producción de bolas robadas para reventa posterior iría en un aumento exponencial ligada a la necesidad del mercado, pero junto a las bolas aspiró varias libras de tierra en el primer día del experimento y fue hospitalizado grave por broncoaspiración sólida, de la cual tardó bastante para curarse, lo cual nos dejó una tercera ley comercial importante.

Lección comercial Nº 3 – Estudia a fondo la tecnología de todos los procesos ligados a tu producción antes de anunciar un producto, para evitar paradas improductivas y lo que es mas peligroso, la completa destrucción de los medios de producción y personal a cargo. Si no se está seguro de la introducción de nuevos cambios ¡¡No los hagas!! la casualidad nunca estuvo ligada positivamente a la innovación.

Y ahora en el 2016 un amigo me manda un link de Ebay donde venden a VoltusV que se desarma en las navecitas y todo. ¡¡Me caguen todo lo que se mueva!!! ¡¡Todos los rencores empresariales han salido a flote!! ¡¡Maldición mil veces!! ¡¡Como nunca pudimos tener este VoltusV original ¡¡Que impotencia!!

Necesitaría una máquina del tiempo para ir con este Voltus en las manos y decirle al señor Carvajal ¡¡Donde está tu dios ahora maldito!! ¡¡Donde está!! Pero el señor Carvajal no debe existir ya. Era bastante viejo en los 80s. Maldición mil veces, compraré un muñeco de estos y lo llevaré a mi tumba y en el mas allá se lo llevaré al señor Carvajal donde quiera que se encuentre y le gritaré esto:

¡¡DONDE ESTÁ TU DIOS AHORA SEÑOR CARVAJAL, DONDE ESTÁ!!!

Postal de navidad del Instituto Nacional de Ahorro y Viviendas (INAV)
Postal de navidad del Instituto Nacional de Ahorro y Viviendas (INAV)

Postal de navidad del Instituto Nacional de Ahorro y Viviendas (INAV). 1959. Colección de Ramiro Fernández, foto cortesía de Ramiro Fernández.

En Catalejo, el blog de la revista TemasPrecisando hechos y datos. Acerca de los comentarios de Amuchástegui, por Humberto Pérez González:

4.1.2. Actividad pesquera

La rama pesquera se organizó en 1959 como Departamento de la Pesca del INRA y desde enero de 1964 como Instituto Nacional de la Pesca. A partir de 1976 se constituyó como Ministerio de la Industria Pesquera, derivado de los acuerdos del I Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Según los datos y anuarios del CEE, las capturas totales que fueron en 1970 de 106,0 tm, pasaron a ser de 143,9 tm en 1975 y de 219,9 tm en 1985. La producción en la acuicultura, que apenas se iniciaba en 1970, fue ese año de 241 t, de 1046 t en 1975 y de 15 434,3 t en 1985. El consumo per cápita anual de productos de la pesca fue de 10,8 kg en 1970 y ya en 1984 llegaba a los 16,5 kg. Las exportaciones pesqueras fueron de 19,0 millones de pesos en 1970; de 52,2 en 1975, y de 120 millones en 1985. También en la eficiencia económica y productiva tuvo la pesca incrementos sostenidos en todos esos años.[1]

4.1.3. Marina mercante

En relación con la marina mercante, en 1970 la Flota Mercante Cubana tenía 51 barcos con 460.1 tm de peso muerto y en 1985 llegó a las 112 unidades con 1 161 tm de peso muerto.[2]

4.2. Sobre la vivienda.

En relación con este asunto, Amuchástegui plantea que también en los años 60 se desarrollaron varias políticas para atenuar el acuciante problema de la vivienda, que fueron abandonadas después.

En los 17 años que van de 1959 a 1975 se construyeron 255 513 viviendas de las tipologías I y II (con techo de teja o placas y paredes de mampostería u hormigón), para un promedio anual de 15 030. Sumando todas las tipologías, se construyeron 628 484, para un promedio anual de 36 970 viviendas. Entre 1976 y 1985 se construyeron 309 374 viviendas de las tipologías I y II, para un promedio anual de 30 907 viviendas. Sumando todas las tipologías se construyeron 674 607 para un promedio anual de 67 461 viviendas. Es decir, en los diez años enjuiciados desfavorablemente por Amuchástegui se construyeron 53 861 viviendas más de las tipologías I y II que las construidas en los 17 años anteriores y 46 123 más si se consideran todas las tipologías.[3]

4.3. Sobre la industria alimenticia y el consumo alimenticio

En el quinquenio 1976-1980 la producción de los renglones principales de la industria alimenticia se elevó en 14%. En el quinquenio 1981-1985 creció al 6,1% anual. El día 30 de diciembre de 1985 se publicó en la prensa que el Ministerio de la Industria Alimentaria había alcanzado las producciones más altas de su historia en catorce productos fundamentales. Utilizando dos indicadores sintéticos relacionados con este punto, como el consumo de calorías y proteínas per cápita, vemos que mientras en 1975 se consumían 2 622 calorías per cápita, en 1985 ascendía ya a casi 3 000 calorías, y mientras en 1975 se consumían 71,4 gramos de proteína per cápita, 32,8 de ellas de origen animal, en 1985 el consumo era de 79 gramos con 36,2 de origen animal.

4.4. Sobre el mantenimiento constructivo

El mantenimiento constructivo, incluyendo el de viviendas, estuvo siempre entre las prioridades de la planificación y de la asignación de recursos en el período 1976-1985. Desde el primer momento se estableció de manera directiva que los órganos locales del Poder Popular (provinciales y municipales) debían destinar como mínimo 70% de los recursos constructivos que se les asignaran al mantenimiento constructivo y solo 30 % como máximo a nuevas inversiones. Al mantenimiento se destinaron recursos por 76, 7 millones de pesos en 1977 y fueron aumentando significativamente hasta llegar, en 1985, a 415,8 millones de pesos, para una tasa anual de crecimiento de 27%, mientras que la producción bruta total de construcciones en ese mismo período lo hacía en 7,3%. Desde los primeros años se le comenzaron a vender libremente a la población importantes cantidades de cemento y otros recursos para el mantenimiento y la construcción de viviendas por medios propios, cifras que fueron aumentando significativamente cada año.[4]

En el período precedente, es decir en el decenio de 1966 a 1975 (todo a precios fijos de 1965), la economía en su conjunto tuvo un crecimiento promedio anual de 5,2%, logrado sobre todo por el crecimiento ocurrido en 1971-1975. Pero tuvo lugar a través de frecuentes altibajos y con una gran heterogeneidad sectorial.

En cuanto a la eficiencia económica en 1966-1970, la productividad neta del trabajo decreció y en 1970 era 12% inferior a la de 1967 y 2% inferior a la de 1965.

Las exportaciones en 1969 eran inferiores a las de 1960 y en 1975 eran escasamente 3% superiores a las de dieciséis años antes. Solo en cuatro años de ese período las exportaciones estuvieron por encima de las de 1960, mientras las importaciones crecieron sostenidamente en todos esos años, en el decenio 66-75 lo hicieron a 9,5% anual, llegando en 1975 a ser 2,6 veces superiores a las de 1960 y 2,5 veces a las de 1965.

A diferencia de lo anterior, la economía en el período 1971-1985 (medida a precios fijos de 1981) tuvo un crecimiento sostenido que abarcaba a todos los sectores. Alcanzó un crecimiento de 5,3% anual en 1976-1985, y en el quinquenio 1981-1985 fue de 7,2%. A cuenta de la productividad se obtuvo como promedio en el decenio más de 60% del Ingreso Nacional, y en 1985 representó 75,3%. El coeficiente del consumo productivo con respecto al Ingreso Nacional pasó de 0,97 en 1975 a 0,90 en 1985.

En la producción de azúcar crudo el consumo de petróleo era en 1976 de 2,1 galones por cada tonelada de caña molida; en 1980 se había reducido a 1,0 galón y en los últimos anos del quinquenio 81-85 se logró suprimir completamente el consumo de petróleo utilizando en su lugar el bagazo como combustible. En general, en 1984 se consumía 15% menos de energía total y 16% menos de petróleo y derivados que en 1975 para producir un peso de PIB.

En cuanto al sector externo (también a precios fijos de 1981), las exportaciones de bienes crecieron al 4,5% anual en 1976-85 y en el quinquenio 1981-85 al 8,2%, mientras tanto las importaciones de bienes del 76 al 85 crecieron a solo 2,5% promedio anual. En el quinquenio 1981-85, a precios fijos (es decir en términos físicos), las exportaciones crecieron cuatro veces más que las importaciones

En toda la historia anterior de la Revolución, medidas a precios fijos, nunca las exportaciones habían crecido más que las importaciones. En 1975, las importaciones representaban 31,3% de la producción total del país y 61,6% del ingreso nacional creado. En 1985, representaron 23,5% y 43,7% respectivamente.[5]

Ir aquí para leer todo el artículo.

UMAP
UMAP

Imagen tomada del blog de Manuel Zayas.

En el número 44 de Cuban Studies, entrevista realizada por Abel Sierra Madero a una de las psicólogas que trabajó en la rehabilitación de los homosexuales recluidos en la UMAP:

Esos que tenían conducta tan aspaventosa, ellos hacían allí concursos y nos invitaban a nosotros— los guardias no se tenían que enterar: rompían los mosquiteros, raspaban los ladrillos para echarse en la cara, raspaban las cazuelas para pintarse el pelo de negro, se hacían tremendos trajes con los mosquiteros y hacían desfiles de moda.

Ver dossier con artículos sobre las UMAP publicado por la prensa cubana, preparado por Manuel Zayas.

También en el número 44 de Cuban Studies, en el artículo de Sierra Madero “‘El trabajo os hará hombres.’ Masculinización nacional, trabajo forzado y control social en Cuba durante los años sesenta”:

 La “comunidad” homoerótica dentro de las UMAP desarrolló varias estrategias para contrarrestar el proceso de masculinización surgió una especie teatro de resistencia en las algunas unidades. Las “locas”, dice Santiago, hacían shows de travestis en los que se representaban películas mejicanas y algunos imitaban a las vedetes nacionales como Rosa Fornés y las del ámbito internacional como Tongolele, Ninón Sevilla y Carmen Miranda. La creatividad era tal que teñían mosquiteros con sustancias médicas como el mercurocromo, violeta genciana y azul de metileno. De esta manera decoraban el rústico escenario y se auxiliaban de otros materiales como sacos de yute y sogas para hacer pelucas, manillas hechas de semillas, latas de aceite en función de tambores y se maquillaban las pestañas con betún negro para limpiar zapatos y la sombra la recolectaban del hollín de las cazuelas, polvo de ladrillo. (Sierra Madero: 336)

 

Celia Sánchez y Fidel Castro
Celia Sánchez y Fidel Castro

Celia Sánchez y Fidel Castro en uniforme verdeolivo. Imagen tomada de internet.

Cuando Celia Sánchez, la ayudante personal de Fidel Castro en la Sierra Maestra, llegó a La Habana tras tras el triunfo revolucionario, se fue de compras a El Encanto. Adquirió cuatro vestidos, uno de ellos de seda azul marino con lunares blancos, y varios pares de zapatos de tacón y puntera, pensando al parecer en que quizás llegara a convertirse en la Primera Dama, cuenta su biógrafa. La Habana, explica esta, esperaba a una guerrillera veterana. Sánchez se presentó, en cambio, como una dama fina y elegante. Así también la conoció, en un cóctel, el escritor Miguel Barnet, quien confesó luego que quedó impresionado con la elegancia de la guerrillera.

Una foto de Raúl Corrales tomada en Abril de 1959 en Nueva York muestra a Celia Sánchez al teléfono, vestida con un traje entallado y adornada con un llamativo collar. Días antes se la había visto en la recepción ofrecida por la embajada cubana luciendo un vestido de gala y un peinado con tocado, junto a un elegante Fidel Castro en traje civil. Sin embargo, en las demás fotos del recorrido de la delegación cubana en Estados Unidos Castro y Sánchez aparecen vestidos con el uniforme verde olivo que desde entonces los identificaría. Nunca más se le vio usar los vestidos de El Encanto salvo, quizás, en una rara fotografía que Korda le hiciera en la sala de su casa, la cual se archiva en los fondos de la Universidad de Duke.

Cincuenta y siete años después, cuando el primer jefe de estado norteamericano que visita La Habana en la era post-revolucionaria aterrizó en la isla, la Primera Dama de los Estados Unidos saludó a los cubanos desde la puerta del Air Force One vestida por la venezolana Carolina Herrera. Durante ninguna de sus apariciones públicas en Cuba, en las que exhibió otros tres modelos diferentes, se vio a Michelle Obama con un traje diseñado por un cubano-americano. Su ajuar, por demás, no mostró lujo ni elegancia.

Los medios de comunicación de casi todo el hemisferio llevaban días tratando de adivinar quiénes serían los modistos elegidos por la Primera Dama durante su histórica visita a Cuba, pues se conoce su costumbre de agasajar a anfitriones y huéspedes extranjeros con trajes diseñados por ciudadanos norteamericanos nacidos en el país anfitrión. Resultaba entonces lógico pensar que Mrs. Obama desplegaría su diplomacia de la moda en Cuba, teniendo en cuenta, además, la inclinación de la Primera Dama por los diseñadores cubano-americanos —Isabel Toledo diseñó su vestido para la toma de posesión presidencial en el año 2008—.

Es curioso que los Obamas hayan dejado pasar la ocasión de ofrecer otro simbólico guiño a la comunidad cubana en el exilio, a la que el presidente de Estados Unidos dedicó, sin embargo, los minutos finales de su brillante discurso en el Gran Teatro de La Habana, en los que dijo que gracias a dicha comunidad pudo llevarse a buen término la apertura diplomática hacia Cuba impulsada por su administración. Bien hubiera podido Michelle Obama mostrarse en Cuba vistiendo un traje diseñado por algún modisto cubano del exilio.

h/t Odette Casamayor

Toallero expandible
Toallero expandible

Toallero expandible. 1980s. Colección Cuba Material.

Antes del colapso del comunismo en Europa del Este y la desintegración de la URSS, el gobierno cubano repetía que el país marchaba hacia el progreso y la modernización. La prensa, los discursos de los líderes y, sobre todo, una serie de bienes de consumo servían a este propósito.

Los toalleros expandibles que, en alguna ocasión, durante los años ochenta se vendieron en las tiendas del mercado paralelo son un buen ejemplo. Anunciaban una industria más adelantada que la nuestra y un estilo de vida más confortable y moderno. También contribuyeron a resolver el problema de la escasez de espacio en los hogares, debido al incremento del tamaño de los núcleos familiares, que para entonces acomodaban familias de tres generaciones y más de una decena de miembros en viviendas construidas para familias nucleares.

La Habana

La Habana. 1639. Imagen tomada de World Digital Library.

En Temas: “Me pongo a disposición de ustedes, han sido elegidos miembros del Comité Central.” Entrevista a Oscar Fernández Mell:

RH: ¿Cómo eran las relaciones entre el gobierno, o sea, el Poder Popular y el Partido en una ciudad como La Habana, en ese período posterior a 1976?

(…) OFM: En los diez años que fui alcalde de La Habana, lo que nos ocupamos de hacer, primero, fue el Plan de desarrollo perspectivo de la ciudad, que se aprobó por el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros. Después que yo salí, se abandonó un poco, no sé qué ha pasado, no se ha seguido, a pesar de que estaba aprobado por el Consejo de Ministros.

Todas las áreas de la vida de La Habana tratamos de incluirlas en el Plan perspectivo. Por ejemplo, el acueducto. Buscamos la manera de que el acueducto de La Habana, que son varios acueductos, se unieran y hacer uno solo, interconectarlos de manera tal de que las líneas tuvieran presión positiva, que es lo único que evita que se contamine. Si las líneas están siempre llenas de agua, no entra la contaminación. En cuanto tú tienes que estar cerrando para darle agua a otro lado, se produce una presión negativa, y se absorbe todo lo que está alrededor. Y cuando son tantos kilómetros, pues hay mucho chance de que se contamine.

La otra dirección en que trabajamos para mejorar el abasto de agua, que es muy importante, fue en suavizarla. El agua de La Habana es muy dura, tiene muchos carbonatos. De manera que cuando pones una llave nueva, a los seis meses, ya casi no cierra. En los países donde se suaviza el agua, los herrajes duran toda la vida; aquí están todos llenos de sarro, tienes que estarlos zafando, se le echan a perder las zapatillas, y la botadera de agua es muy grande. Hay dos mecanismos que se usan en el mundo. Uno es la planta central para suavizar el agua, que es cara. La vi en la ciudad de Atlanta, en Estados Unidos. El otro es el que se usa en Londres, donde te venden unos aparaticos que tú los pones en la entrada de la casa; cada tres meses, le echas un cartuchito de sales, y te suavizan el agua.

En cada área de necesidades, teníamos un Plan perspectivo. Por ejemplo, cuando yo llegué a hacerme cargo de la alcaldía, para recoger la basura había diez camiones.

RH: ¿Nada más, diez camiones?

OFM: Diez camiones. Y cuando yo me fui, dejé ciento cincuenta. Claro, yo tenía amigos. El alcalde de Berlín era un gran amigo de Cuba, así como el de Praga, y el de Moscú, Prómilov, que nos ayudaban muchísimo. Los primeros contenedores de basura que vinieron, que no eran de plástico, sino de lámina, me los mandaba el alcalde de Berlín. Los camiones de recoger basura, marca Skoda, algunos me los mandaba el alcalde de Praga. Y Prómilov me ayudaba en todo, sobre todo cuando venía aquí a visitarnos y se reunía con los organismos: “La ciudad tiene que tener una organización”. Eso me ayudaba. Porque en la capital todos los ministros querían hacer lo que estimaban pertinente. Porque en todos los países del mundo, el alcalde es el que manda en la ciudad, no el gobierno central. En Moscú, era Prómilov el que mandaba. En Madrid, quien manda es el alcalde o la alcaldesa que hay en este momento, el gobierno central no se mete. Mientras que aquí, los ministros, cada uno quiere hacer lo mejor para su organismo. Y eso no es fácil, las luchas son bastante. Fidel en esto me ayudó.

Nosotros no sólo actuamos, sino teníamos un plan perspectivo de desarrollo de cada una de las cosas. Por ejemplo, en Planificación Física estaba Gina Rey, que era una mujer muy preparada, y también muy valiente. Tenía conmigo a Maximiliano Isoba, el mejor ingeniero calculista que ha dado este país; y el profesor Menéndez, el padre de todos los ingenieros civiles. Además de Mario Coyula, que era el Arquitecto de la ciudad. Ese era el equipo mío de trabajo, en construcción, mientras estuve en La Habana.

Algo que aprendí con el Che fue a rodearme de gente que supiera mucho más que yo. El Che no le tenía temor a eso. Cuando lo nombran presidente del Banco Nacional, sin ser economista, se rodeó de los mejores financieros y economistas. Y empezó a dar clases con [Salvador] Vilaseca. Se hizo economista, y después él y Vilaseca estudiaron matemáticas. Porque acordaron que para ser economistas hacía falta saber matemáticas. Entre los encargados del área jurídica del Poder Popular, algunos llegaron luego a integrar el Tribunal Supremo. Ese era el equipo de trabajo que fuimos desarrollando en el Poder Popular, y que era la alcaldía.

Por ejemplo, llegamos a tener en La Habana dos mil quinientas guaguas, para que trabajaran al ochenta por ciento.

RH: ¿Cuántos habitantes tenía la ciudad en esos momentos?

OFM: Dos millones, más o menos. El jefe de la Empresa de Transporte Urbano era Julio César González, que había nacido arriba de una guagua. Él había sido chofer de las guaguas urbanas. Teníamos 2500 ómnibus.

RH: ¿Esa empresa estaba subordinada al Poder Popular?

OFM: Sí, claro. Y por supuesto, las discusiones eran muy fuertes.

RH: ¿El Ministerio de Transporte cooperaba?

OFM: Cooperaba, sí. Pero no mandaba. El sistema para reparar las calles, todo era nuestro. Había que trasladar 3,5 millones de personas cada día. La única solución era el metro. Creamos el Grupo del Metro de La Habana, con asesores soviéticos de Leningrado (hoy San Petersburgo). Se llegó a hacer el estudio de una línea completa, con estaciones de pasajeros y análisis de suelos, que arrancaba desde los talleres de Naranjito, al sur de la ciudad, pasando por el Vedado, y terminaba en La Habana Vieja.

Por otra parte, llegamos a inaugurar en un año siete mil viviendas, y al siguiente seis mil, al otro cinco mil, y teníamos quince mil en ejecución como Poder Popular.

RH: Aparte de las que construía el Ministerio de la Construcción.

OFM: El Ministerio de la Construcción tenía sus obras grandes. Cuando tenía pocas obras, se dedicaba a la vivienda; y cuando no, se llevaba a los constructores. De manera que nosotros empezamos a hacer nuestras brigadas de construcción de viviendas. El principal problema de la vivienda no es la estructura, sino los muebles sanitarios, la electricidad, los picaportes, las cocinas, el sistema hidráulico, eso es lo duro, lo que más trabajo lleva.

Leer toda la entrevista aquí.

"Confidencial, autores firmantes".
"Confidencial, autores firmantes".

«Confidencial, autores firmantes». Obra de Coco Fusco en colaboración con Lillian Guerra expuesta en la galería Alexander Gray Associates, en Nueva York. 2016.

Este sábado, a las cinco de la tarde, la artista Coco Fusco clausuró su exposición homónima en la galería de Chelsea Alexander Gray Associates. En el website de la galería aparece publicada una entrevista que la artista hiciera a la historiadora Lillian Guerra a propósito de la obra «Confidencial, Autores Firmantes,» en la que ambas colaboraron. De ahí he extraído este fragmento:

Coco Fusco: Artists have many reasons to be interested in documents and have many ways to work with them. Some create fictitious documents to elaborate on the relationship between representation and history or the relation between visuality and truth. Others hone in on the deadpan and fact-laden formal quality of documents to embrace an approach to art making that eschews embellishment or decoration. And some artists are principally interested in documents as a means of making historical information that has been ignored or suppressed visible, as was noted by art historian Hal Foster in his essay, An Archival Impulse.

Your work as a historian is deeply involved with documents of many kinds, from government records to personal ephemera to films and literature. Can you talk about how your approach to working with documents differs from that of an artist? And how does your approach change in relation to the nature of the documents that you deal with?

Lillian Guerra: One story—regardless of its source—is never representative of
the multiple dimensions of any lived reality. As a historian who has spent a lot of
time listening to old and young Cubans as well as folks like myself who were born elsewhere (i.e. “eternally aspiring Cubans”), I have often best understood a period, political culture, or simply a point of view through humor. Humor is perhaps one of the best examples of how human expressions of an individual experience or a shared, collective interpretation of a reality can be disseminated, conserved but also—within just a generation or a period of time—lost. Keeping lists of jokes, taking oral histories on everything that might occur to the interview subject regardless of my own agenda puts archival documents and other primary sources such as the press and movies or plays into conversation with each other. More importantly, that conversational process includes us, the historian/interpreter observers: it makes us part of the past and the past a part of us. That is what I consider essential to the crafting of historical texts.

I also consider the gathering, deciphering and reproduction of such “documents” critical to the creation of art, whatever its form and whatever the intention of the artist. When art is meaningful to those to whom it is directed (and Cuban art has traditionally been about explaining “us” Cubans), it speaks to our knowledge, our desire for greater knowledge, and our soul in a language we understand, a sign language to be precise.

CF: I consider your book Visions of Power to be the most detailed and trenchant account of the political struggles and projects of the first decade of the Cuban Revolution. What was the most challenging aspect in relation to the documentation of that history, which is so contested?

LG: Frankly, the greatest challenge was not gathering the sources. It was the absolute and total disbelief on the part of my friends, family and fellow intellectuals that I would actually write about them in the way that I did. I don’t consider my interpretations particularly original: in hundreds of conversations since I started going to and living in Cuba in 1996, I learned about the way in which the revolutionary state made citizens complicit in processes that did not benefit them. For example, the elimination of the independent press, a process effectively carried out by militias categorically characterized as “el pueblo uniformado” by the state, just as the army had been. Neither armed force represented the people. They represented the desire on the
part of leaders to use force to intimidate, convince, empower citizens and thereby make citizens feel they were responsible for its uses. This process was fueled by
the euphoria that accompanied the dream of radical and just change in 1959. Later,
it was policed and enforced with the creation of watch-dog groups like the block-by-block Committees for the Defense of the Revolution. Originally supposed to have been a temporary measure meant to block the United States from backing successful counterrevolution within the island, the CDRs became permanent soon after the triumph of Cuba against the CIA‐trained invaders at the Bay of Pigs/Playa Girón in 1961. Membership became a requirement of revolutionary citizenship in 1968. In short, Fidel had prophesied in the early 1960s that one day there would be no need for a state intelligence service that mimicked those of the past because citizens would all be voluntary intelligence agents, willing even to rat on themselves. By the late 1960s through the 1980s, that was true yet complicity, compliance, culpability of the citizenry in its own repression was managed, encouraged, expected by every agency of the state and the saturation of public spaces and discourse by the state. By 1975 when the new Communist Constitution eliminated autonomous civil society and mandated unanimous votes on the part of all representative bodies of the state such as the National Assembly, there were only two ways to be: either an obedient revolutionary committed to “unanimity” or a traitor. The paradox that clearly distinguished obedience and unanimity from the values of any logical idea of revolution was not addressed; it was ignored. Citizens were asked to blind themselves to the limits of their liberation and the prevalence of oppression; they were asked to justify both whenever challenged, especially by a foreigner. I wanted to explain the origins of this paradox and this blindness, define their meaning to the hegemony of the Cuban state and reveal the painful betrayal of the dream that the majority of Cubans had for their country in 1959.

CF: Obtaining access to government records in Cuba is not as straightforward a process as it is in many other countries. What restrictions are openly acknowledged? What restrictions only become apparent upon entering the libraries and archives?

LG: One must have a research visa approved and supported by a government institution specifically charged with one’s disciplinary field. For me, that is history. The best way to do historical research in Cuba is do it as one would in any other country
of Latin America—or so my non-Cubanist doctoral advisors believed. That is, to be there for a very long stretch of time, so long that bibliographers, neighbors, fellow historians and the local fruit peddler will come to trust you. Personal archives can be gold minds when they become available as are intimate, oral history interviews that last hours. However these are not only rare but need the bulwark of traditional written sources to they can be fully comprehended. The Cuban revolutionary state produced, for instance, dozens and dozens of magazines that have hardly if ever been used to access the citizens’ experience or even how policies of the state were justified and explained. Examples include Muchachas, Cuba’s equivalent of Teen Magazine in the 1980s, Cuba Internacional for the “Soviet era” of the 1970s and Granma Campesina. This latter publication was a version of Granma, the Communist Party organ specifically published for peasants from 1964–1983 during the height of small farmers’ resistance to Communist economic controls and the criminalization of an autonomous market). In addition, many officials’ speeches were no longer transcribed and published in unedited form in the government daily, Revolución (1959–1965) and Granma (1965–present). For this reason, magazines aimed and distributed specifically for militants of the Communist Party are extremely important: they said what could not have been said publicly and included many statistical and other survey data never released publicly. There was also no “hiding” or attempt to gloss the government’s commitment to surveillance and the use of informants in the official magazines of the CDRs like Con la Guardia en Alto and Vigilancia. Here the true and honest face of official endorsement of repressive tactics comes through in articles with titles such as “Un Millón de Tapabocas [A Million Mouth-Shutters].” For my work, I mesh as many of these kinds of sources together with the rare archival variety and the rich, deep memories that many Cubans have of particular moments, speeches, policies, fashions, attitudes. Ultimately, I find those memories are not only accurate but they prove so important to a process or period I am researching that, without even trying, I find references to them in my published or archival sources: the “proof” of their centrality, accuracy and meaning, for a conventionalist. The stakes in Cuba have always been very high for forgetting and most citizens know this, especially those over the age of 35. It was only in 2001 that Cuba’s National Assembly finally passed the first law authorizing the need for the conservation and declassification of government archives since 1959. Before that point, much (possibly most) post-1959 ministries’ documentation went straight to “material prima” [recycling] every five years. If it was valuable to national security, it became what professional librarians call a “dark archive”, hidden from researchers or simply unknown, unprocessed and unused. Cuba is and has been a national security state for far longer than that term has existed in this country. Consequently, if those dark archives were ever to open, one can only imagine the history inside! Every historian I know, both on and off the island, is dreaming of that day; and of being the first in line.

Fields like anthropology were entirely eliminated in Cuba in the late 1960s and
1970s when anthropological researchers whose work was supported by Fidel Castro succeeded far too well in documenting the everyday forms of dissent and dissidence that no Cuban official was willing to acknowledge. In specific terms, one can date
the turning point in the state’s view of anthropology and its methods as detrimental
to national security to 1971: in that year, a scandal erupted after the Cuban Ministry
of the Interior declared Oscar and Ruth Lewis’ Cuba project interviewing average citizens the work of the “CIA”. This was not only a false but utterly absurd claim meant to justify domestic repression of social science methods that might make public all the state needed to deny in its search for and surveillance of the goal of “unanimity” behind its policies among citizens. Critique, particularly informed critique, and access to information about how other Cubans think and feel without state mediation or intervention in the voicing of those opinions have always been the greatest threat to the stability of the Communist Party’s monopoly on power.

For all of these reasons, the political culture and state policies have combined to make researching very difficult. Knowing that an archive exists, that it supposedly renders its contents to researchers, having a research visa and then having a letter of introduction to the archive’s staff does not necessarily make any difference: you may not get to see anything in the end. However, persistence counts as does the human building of trust between researcher and purveyors of archival, library and other such sources. In the end, I am an idealist. Many people may want to deny the past but when injustices have been committed and either impunity or indignity reign, the dead are never truly dead and they are always looking for someone to bring that forgotten past back into life.

CF: The Padilla Case has long been an obsession among Latin American intellectuals. I was drawn to the story of the poet’s “confession” because of the mysteries around the documents pertaining to the case. There was a mad attempt by the Cuban government to film, transcribe and photograph Padilla confessing so as to “prove” that he chose to do so. It seems that the state first sought to produce a political drama for a foreign audience but then pulled the production from circulation. What do you think was going on with all that document production?

LG: In the late 1960s through the 1970s Fidel Castro and his ministers maintained consistently that in Cuba there was neither a need for official censorship nor secret government censors along the lines of the Batista dictatorship and any other right‐wing dictatorship so common to Latin America before and during the Cold War. Instead, as Castro and others repeatedly said, Cubans “self-censor” because they want to “protect” the Revolution from internal doubts and creeping fissures in citizens’ commitment. According to Raúl Castro, Fidel Castro and the entire pedagogical infrastructure of the Communist state during and after the late 1960s, it would be through such weak points that imperialist propaganda would do the dirty work of undermining the Revolution from within. Starting in 1968 through 1984, doubts in the legitimacy of Communism or the policies of Communist rule expressed themselves through an array of rebellion. These included styles of dress, individual critiques of policy, homosexuality, interest in foreign music, “selfish” material discontent with rationing, resistance to unremunerated “volunteer labor”, and expressions of racial consciousness that defied the state’s claim of having defeated racism. Understood as forms of counterrevolution, these attitudes and behaviors were termed “ideological diversionism” by Raúl Castro in 1968 and persecuted accordingly through purges led by the Communist Youth at academic institutions, neighborhood courts and sanctions that relied primarily on forced labor as a means of “re‐education”. One’s political compliance with party dictates, officially approved discourse and volunteer labor demands also determined the distribution of rewards such as advancement at the university, the right to purchase luxury items such as home appliances and promotion at the workplace. For this reason, when Padilla’s arrest hit the world news, the state carried out massive damage control by attempting to refute the accusations of hypocrisy and outrage to which so many leading intellectuals of the world subjected it. Until then, in fact, the majority of those who protested–including Gabriel García Márquez and Susan Sontag–had been “incondicionales del sistema”, willing to justify and gloss over its abuses as “excesses” and “errors” rather than the violations of human rights that they really were. Calling a spade a spade in Cuba then—and, to a certain degree, now—put one in the position that the Cuban state and the United States government both created simultaneously during the Cold War: political bi- polarity, either you are with us or against us. If you criticized the Cuban state for violating human rights or for ruling through repressive means rather claiming its rule as a genuine expression of the will of the Cuban people, you were likely to be accused of being a defender of Latin American dictators, a pawn of U.S. imperialism, an agent of the CIA or simply confused ideologically. Indeed, it is the experience of most Cubanists like myself that few scholars of Latin America in the United States today feel comfortable criticizing the Cuban Revolution and/or Fidel Castro. They remain sacred because without them, it is as if the historical truths about the US-backed terror-driven regimes of Argentina, Chile, Guatemala, El Salvador and others are somehow diminished. I argue that Cuba’s regime was essentially different than these regimes but it was no less guilty of many of the very kinds of crimes and processes of repression that we have traditionally only associated with the military dictatorships supported by the United States.

CF: How did you unearth the letters related to the Padilla Case?

LG: I found them by accident in the archive of the Ministry of Culture, then housed on the twelfth floor of the Biblioteca Nacional José Martí. How did I get them out of the archive in photographic form? Through the intervention of Saint Jude, of course. The Patron of Impossible Causes.

Ver la entrevista aquí, y el catalogo de la exposición, con imágenes de esta y otras obras, aquí.

Confidencial, autores firmantes

«Confidencial, autores firmantes». Obra de Coco Fusco en colaboración con Lillian Guerra expuesta en la galería Alexander Gray Associates, en Nueva York. 2016.

Polvo facial Minuet
Polvo facial Minuet

Polvo facial Minuet. Colección Cuba Material.

En el libro Más belleza para ti, de Isabel de Amado Blanco, se incluye este glosario de productos de belleza, con recomendaciones sobre cómo y cuándo se deben emplear. Transcribo del libro:

Aceites de belleza: Cirene

Aceites bronceadores: Dorado, Taíno

Cremas: crema nutritiva Cirene, crema para cutis seco Cirene, crema limpiadora para cutis graso Cirene, crema para alrededor de los ojos Cirene, crema desvanecedora Cirene, crema hidratante Cirene, crema para manchas Venus, cold cream Cirene, cold cream Fiesta, crema de almendras Didier, Aquazul

Cremas dentales: crema dental Perla, crema dental Dentol

Productos para el cabello: aceite Acuarela, champú color Aloa, champú líquido Fiesta, champú jalea Alimón, enjuague suavizador Reflejo, loción anticaspa Capilex, loción capilar Rum Quinquina, loción amoldadora Reflejo, agua de portugal [sic] Reflejo, agua de portugal platinada, brillantina líquida Fiesta, brillantina en crema Reflejo, brillantina desrizadora Estilo, brillantina sólida Fiesta, crema acondicionadora Reflejo

Jabones: jabones de tocador Nácar, JP, Tú y Aquazul; jabones neutros Alameda y Atardecer; jabón para cutis normal o graso; jabón facial Venus; jabones medicinales Supergraso, Bacteriostático y de Azufre (los tres con receta médica)

Desodorantes: Odelex, Desodoral líquido y sólido, Tú, Odorama

Cremas depilatorias: cera fácil depilatoria Venus, crema depilatoria facial Venus

Limpieza del cutis: mascarilla facial Venus, loción refrescante Cirene, loción astringente Cirene

Maquillaje: creyón labial iridiscente Fantasía (11 tonos), colorete iridiscente Fantasía (polvo compacto en 7 tonalidades), sombra para los ojos iridiscente Fantasía (en polvo compacto en 9 tonos y en casquillo metálico en 10 tonalidades), creyón labial Prisma, creyón labial iridiscente Prisma, brillo labial Prisma, creyón labial Realce (11 tonos), brillo labial Realce, sombra para los ojos Realce (9 tonos no iridiscentes en polvo, 7 tonalidades no iridiscentes en casquillo plástico), delineador para los ojos Realce, máscara para pestañas Realce, maquillaje en crema Alondra, maquillaje sólido Alondra, maquillaje líquido Alondra, polvo compacto Alondra, polvo facial Cirene

Esmaltes de uñas: Fantasía (brillo final, base y 10 colores), quitaesmaltes Prisma

Perfumes: aguas de colonia masculinas aceptables para uso femenino Galeón, Colonia de Yerbas Yal y colonia Madrigal; aguas de colonia Fiesta, Fresca, Fiesta con Vetiver; extractos Fantasía, Diamante Negro, Hechizo, Recuérdame, Capricho y Secreto; perfumes de tocador Fantasía, Hechizo, Éxtasis, Recuérdame, Diamante Negro y Yaite; lociones Tú, Imágenes, Profecía, Carnaval, Fantasía, Misterio, Éxtasis, Recuérdame, Pétalos de Violeta

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Durante la preparación de la exposición Pioneros: Building Cuba’s Socialist Childhood, Teresa Valladares me presentó (vía correo electrónico) a María del Carmen Núñez Uncal y Mayra Navarro, antiguas especialistas del Departamento Filológico de Narraciones Infantiles de la Biblioteca Nacional, para el que realizaron muchas adaptaciones de cuentos infantiles, publicadas por ese departamento. Por correo electrónico, ambas me contaron sus experiencias. Les he pedido permiso para publicarlas:

Te respondo con relación a lo que solicitas. Desgraciadamente en la Biblioteca Nacional desapareció el Departamento Juvenil y con ello prácticamente toda la colección. Inicialmente mandaron mesas, sillas, computadoras y parte de la colección a la Casa de la Cultura de Plaza pero un tiempo después se determinó reabrir Juvenil en la Biblioteca y un buen día lo recogieron todo, lo llevaron para allá y empezaron una construcción que jamás se terminó. No sé dónde fueron a parar las cosas que recogieron. Me jubilé en diciembre del 2007 y estuve contratada dos años más impartiendo la actividad de Bebeteca a niños de 2 a 4 años, hasta el 2009. Un buen día dijeron que tenía que cumplir el horario de 8 horas y trabajar el sábado y dejé el contrato. Hasta entonces preparaba la actividad en mi casa, los materiales, la música, e iba a la biblioteca el día en que la misma se realizaba. De la biblioteca te puedo decir que esa fue mi segunda casa porque fueron 47 años ininterrumpidos los que estuve allí.
De la publicación de las adaptaciones de cuentos te digo que se inició en 1963 con unas adaptaciones de Eliseo Diego de cuentos famosos de la literatura infantil. Estaban impresos en unas hojas sueltas y los había en los tres niveles [se refiere a 1ro y 2do grados, 3ro y 4to grados, y quinto y sexto grados]. Allí también comenzaron los artículos de Teoría y Técnica del Arte de Narrar que después conformaron los folletos.
En forma de folleto se iniciaron en 1966 en tres niveles: 1ro y 2do, 3ro y 4to y 5to y 6to grados y Teoría y Técnica del Arte de Narrar. Se llamaban Adaptaciones de Cuentos para Niños de… (y los grados correspondientes). En aquel entonces éramos un departamento independiente y se llamaba Departamento Filológico de Narraciones Infantiles. Realizábamos las adaptaciones María del Carmen Garcini, Alga Marina Elizagaray, Mayra Navarro y yo (María del Carmen Núñez Uncal).
De 1ro. y 2do. se publicaron 10 folletos, el último en 1984.
3ro y 4to fueron 9, el último en 1977.
5to y 6to, sólo 7 y el último también en 1977.
De Teoría y Técnica se hicieron 6 folletos, el último fue en 1973.
En 1983 se hizo un folleto de Adaptaciones para Nivel Prescolar. De los cuentos publicados para 1ro. y 2do. se seleccionaron aquellos que por sus características se ajustaban a los intereses de niños más pequeños y se publicaron en ese único folleto.
Esas publicaciones se enviaban a las distintas bibliotecas de la Red Nacional de Bibliotecas y se obsequiaban a maestros primarios, educadoras infantiles y toda aquella persona que fuera a solicitarlos porque trabajaba con niños y consideraba que podían resultarles de utilidad. Esto de forma gratuita, no se comercializaban.
Espero esto responda tu interés en estas publicaciones que resultaron de tanta importancia y que desgraciadamente pasaron al olvido.
Saludos,
Menchi

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Esos folletos no se comercializaban, sino que eran distibuidos gratuitamente para las bibliotecas de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas que existía entonces y para apoyar los seminarios (así se llamaban los talleres entonces) que se impartían en la Biblioteca Nacional y a otros organismos interesados como el MINED, para las bibliotecas escolares, y también para los Círculos y Jardines Infantiles. También se entregaban a otros docentes interesados.

Los primeros textos aparecieron en unas carpeticas con las hojas como sueltos y después se hicieron los folletos COLECCIÓN TEXTOS PARA NARRADORES, en dos vertientes, la dedicada a Teoría y Técnica del Arte de Narrar y otra, la de Adapataciones de cuentos para narrar, que aparaecía en tres niveles: 1º y 2º grados; 3º y 4º, y 5º y 6º. El primer folleto de teoría salió en 1966 y se editaron en total seis hasta 1974, pero sin una periodicidad específica. En principio, más frecuentes y luego más espaciados, atendiendo a las escasez de papel y a que se daba prioridad a otros intereses, pues aún la narración oral de cuentos es algo que a muchos no les parece demasiado importante.

Esas publicaciones estaban al cuidado del Departamento de Literatura y Narraciones Infantiles, que dirigía el poeta Eliseo Diego, quien fuera mi maestro. Ese Departamento era conocido como el Filológico de Narraciones y en el trabajamos la Dra. María del Cramen Garcini, quien fuera la asistente de Eliseo; estaba yo, que era la narradora digamos que «modelo» de los talleres, porque por entonces nadie entendía bien de qué se trataba el asunto. Allí se formaron otras narradoras de las cuales quedan en ejercicio Menchi Núñez, de quien también Tere te ha dado sus datos. Trabajó también durante un período importante de tiempo la Dra. Alga Marina Elizagaray, como investigadora y adaptadora de cuentos. Al desaparecer el Departamento, Menchi y yo pasamos al Departamento Juvenil, donde continuamos haciendo LA HORA DEL CUENTO y realizando adaptaciones que se iban publicando en folletos cuando era posible, pero ya habían perdido la unidad de formato que tuvieran en principio.

Del de 1º y 2º grados se publicaron creo que un total de 10, desde el primero en 1966 hasta 1984 y de ello se encargaba Menchi Nuñez porque fue quien se mantuvo en la Biblioteca ya que yo pasé a trabajar en el Ministerio de Cultura en 1977 atendiendo los grupos de teatro para niños del país y formando actores como narradores. De 3º y 4º grados tengo 9 folletos, no sé si se hizo alguno más, tal vez Menchi pueda decirte mejor, desde 1966 hasta 1977. De los de 5º y 6º grados, el primero en 1966 y hasta el 6 en 1974.

Hace un par de años, el Dr. Jesús Lozada hizo una selección de los textos teóricos para que los narradores más jóvenes puedan acceder a información de primera mano, pues esos textos no son muy fáciles de encontrar en originales y ni siquiera ya en los folletos que están deshechos porque se publicaron en papel gaceta. Consideramos que esto era importante, porque cada cual ha ido haciendo «aportes» a su conveniencia y distorcionando los orígenes contemporáneos, con todo lo que ello conspira en contra de un arte que, como ya te dije, no se le da la verdadera importancia que tiene, aunque en los útlimos tiempos hay muchos que viven de él y a toda costa. Ese libro con la selección de aquellos textos fue publicado en papel por la Editorial Tablas / Alarcos de Cuba, en la Serie ORALIA, bajo el título El vuelo de la flecha, pero también se hizo una edición virtual que trataré de mandarte a ver si puedes recibirla por esta vía.

En el Prólogo que hice para ese libro, encontrarás otros detalles complementarios sobre la historia de la narración oral en Cuba, que debe su existencia a la Dra. María Teresa Freyre de Andrade, la primera directora de la Biblioteca Nacional después de 1959. Hay un libro publicado en 1963 que fue traducido y adaptado por la Dra. Freyre y por Eliseo Diego, que se llama El Cuento en la Educación, de la norteamericana Catherine Dunlap Cather. Ella lo publicó en 1908 y considero que fue una adelantada de la Educación por el Arte por todo lo que ese libro revela. Creo que a pesar del tiempo transcurrido sigue siendo un punto de referencia importante para quienes sean narradores orales de cuentos.

En el 1999 obtuve mi Maestría en Educación por el Arte y Promoción Sociocultural y mi tesis estuvo basada en demostrar que la narración oral de cuentos es un instrumento de la Educación por el Arte, habida cuenta de que el cuento narrado de viva voz, con todas las capacidades comunicacionales y expresivas de la palabra, la voz y los gestos, es en sí mismo una acción para la sensibilización y la formación de públicos que funciona desde edades tempranas, aún cuando los niños no sepan leer, y que alcanza a todas las edades.

Saludos cordiales, Mayra

Ver El vuelo de la flecha.

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En Visions of Power in Cuba: Revolution, Redemption, and Resistance, 1959-1971, la historiadora Lillian Guerra refiere otros dos programas de la Biblioteca Nacional creados en los tempranos años sesenta: la biblioteca por teléfono (Library by Telephone) y la biblioteca sobre ruedas (Library of Wheels). El primero «invited curious Cubans to dial up a staff of full-time librarians . . . for answers to trivia questions», mientras que el segundo «offered the kids of newly literate rural communities a chance to check out books on a fleet of busses outfitted with library shelves» (p. 220).

Cajetillas de cigarros cubanos diseñadas en 1961

Cajetillas de cigarros cubanos diseñadas en 1961. Foto cortesía de Pablo Argüelles.

“El diseño industrial ha convertido objetos que van desde la cajetilla de cigarros hasta las lámparas de mesa, desde las sillas hasta los ceniceros, en pequeñas obras de arte que de cierta manera anuncian la belleza del mundo comunista del futuro,” escribió Ambrosio Fornet en 1964 (en Fornet 2006: 296). Años después, el diseñador Félix Beltrán decía de la cajetilla de Populares diseñada en 1961 que era la más hermosa de todas las que habían sido diseñadas en la Isla.

El diseño al que se refería Beltrán fue concebido cuando el gobierno cubano, tras intervenir las fábricas de cigarros, cambió el nombre y el diseño de todas las marcas nacionales que se comercializaban por entonces —el 1ro. de junio de 1961 comenzaron a circular las nuevas marcas; los tabacos, en cambio, conservaron sus nombres comerciales de siempre, con seguridad debido a su popularidad internacional—. 

Sobre los envases de cigarros  y su consumo en Cuba socialista, Pepe Forte cuenta en su blog i-friedegg, donde también pueden verse otros diseños de cajetillas más recientes:

Los fumadores cubanos se dividían pues en dos grupos: los que fumaban cigarrillos negros, y los que fumaban cigarrillos rubios. Era muy común escuchar a un fumador preguntarle al otro, “y tú, ¿qué fumas… suave o fuerte?”

Para los años 60 y 70, los cigarrillos suaves eran más de la predilección de las fumadoras.

En aquellos primeros momentos bajo la égida castrista, todavía los cigarrillos cubanos de venta a la población común tenían cierto nivel de calidad. Las “cajetillas” —como se le llamaba comúnmente al paquete—, tenían doble envoltura con el interior de papel de brillo para hermetizar el aroma y parar la humedad. Pero pronto, paulatinamente comenzaron una carrera hacia la decadencia de la calidad que llegó a su cúspide ya para los años 80. El cigarrillo cubano —qué pena— ni siquiera se quedó congelado en el tiempo, sino que no solo no evolucionó, sino que involucionó.

Además, fue racionado…

(…)

En agosto de 1972 los fumadores volvieron a respirar esperanzados: el gobierno anuncio la venta ¡por primera vez! de cigarrillos “por la libre”, es decir sin estar sujetos a la estricta cuota semanal, desde su severa regulación a principios de la Revolución. Fue una de las primeras movidas de lo que luego el gobierno perfeccionó y llamó mercado paralelo: la venta sin restricciones, a distinto precio del subsidiado por el estado. Las cajetilla de cigarrillos “liberados” costaría $1.60, un incremento de más del 30% por sobre el precio de 15 centavos del paquete por la libreta.

El precio era alto para una población asalariada por el estado cuyo sueldo promedio mensual era de $120.00. Aunque fumadores compulsivos consumirían más de una cajetilla al día, en el average de una diaria, un fumador invertiría $48.00 pesos mensualmente en fumar, casi la tercera parte de lo que ganaba.

En realidad el precio de $1.60 era el emblemático porque correspondía a los cigarros fuertes, el sabor predilecto de la mayoría de los fumadores cubanos, o esa el cigarrillo con picadura negra, como ya hemos dicho. Pero era un precio en el centro. Los llamados cigarros suaves —de picadura rubia, como el Aroma, el Dorado… — costaban decenas de centavos menos, $1.40, $1.20… En la cúspide estaban los cigarrillos Vegueros, también fuertes, que alcanzaban los $2.00 ó $2.40, porque aparte de que eran de picadura negra, eran más grandes como ya dijimos arriba.

Con tal de diferenciar los cigarrillos ‘normados’ de los ‘liberados’ la solución fue el cambio de color. Los cigarrillos Populares de la cuota permanecieron con la cajetilla rosada, mientras que a los otros se les aplicó azul (…).

En 1981, las cajetillas de cigarrillos por la libre fueron rediseñadas. La cajetilla de Populares “normada” —es decir, “por la libreta”, o racionada que es como sería correcto definirla— siguió llamándose así, pero la de “por la libre” acortó su nombre a Popular, que en definitiva es como la mayoría de la gente le llamaba (“dame un Popular ahí, mi socio…”).

El hecho también se manifestó en las otras marcas. La mayoría de los cigarrillos cubanos llevaban nombre en plural (Populares; Aromas; Dorados, Ligeros, Vegueros…), y ahora casi todos pasaron al singular con Popular; Aroma; Dorado, Ligero, Veguero…

Cajetilla de cigarros Populares diseñada en 1961

Cajetilla de cigarros Populares diseñada en 1961. Colección Cuba Material.

Cajetillas de cigarros

"Quinquenio Gris", de Alejandro González

"Quinquenio Gris", de Alejandro González

«Quinquenio Gris», de Alejandro González. Imagen tomada de OnCuba.

En Libros del crepúsculo: Alejandro González Méndez y la Re-construcción de la Cuba soviética:

(…) El artista cubano Alejandro González Méndez (La Habana, 1974) ha producido dos series de piezas, «Re-construcción» y «Quinquenio Gris», mostradas a fines de este año por la galería Art Forum Contemporary de la ciudad de Bologna, Italia, que documentan la misma gravitación de la memoria. Le interesan a González Méndez las prensas obsoletas del periódico Granma, las reuniones mecánicas y soporíferas de los núcleos del Partido Comunista de Cuba, que escenifica con despiadada precisión, las grises oficinas de los burócratas de la ideología y la cultura, los aparatosos chaikas soviéticos que utilizaba Fidel Castro, el monumento a Ubre Blanca o la abandonada central nuclear de Juraguá en Cienfuegos.

Si en la primera serie, «Re-construcción», la marca de lo soviético en Cuba se expone como en pasado presente, ya sea como ruina intervenida o como espacio refuncionalizable por el mismo poder político, en la segunda, «Quinquenio Gris», se intenta congelar el ceremonial soviético trasplantado a la isla en eventos específicos de un tiempo flotante. González Méndez escenifica algunos de esos rituales -el Primer Congreso de Educación y Cultura de 1971, la gala del Ballet Nacional de Cuba de Alicia Alonso, con el segundo acto del Lago de los Cisnes en la apertura del Parque Lenin en 1972, la cumbre del CAME en Tarará en 1973, la fundación de la Escuela Lenin por Leonid Brezhnev en 1974, el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba en 1975- con soldaditos de plomo perfectamente colocados dentro de una maqueta.

Continuar leyendo en Libros del crepúsculo.

Gertrudis Rivalta

Gertrudis Rivalta

Cuquitas de Gertrudis Rivalta.

Ángeles de la Torre y Lucía Cintas sobre la obra de Gertrudis Rivalta:

¿Qué ha estado buscando Cuquita-Gertrudis? ¿Qué busca? Y nos lo dice:
La medida de uno mismo.
Y para mayor evidencia sitúa en unos teatrillos de papel,frágil como el mundo de lo ilusorio, la figura que se manipula fácilmente y con la que se juega sin que,desde esa perspectiva cartesiana,pueda ella intervenir para nada (Cuquita). Como consecuencia de esa visión separada del todo a causa del yo, ilusorio y permanente, Cuquita vive mirando hacia fuera y se mide y se compara. Con todo. Con todos. Y se busca,busca su yo identitario permanente en todo y en todos. Y sufre y se pierde.Y Gertrudis mide a Cuquita con todo.Y en eso radica su ilusoria búsqueda.
Y Cuquita no «ve»: sus ojos están tapados. Y no puede hacer nada: sus manos están a la espalda. Aunque sean múltiples dedos en aparentes múltiples manos, que son la misma, que son una. Cuquita escucha las voces y los ecos y surge Matriuska,otra ilusión con otro color que tampoco le puede dar la medida porque es un reflejo equivocado, y por lo tanto no le puede ayudar. La solución para Cuquita-Gertrudis es adentrarse, ensimismarse.Investigar hasta descubrir cuál es la razón,la causa que le lleva a medirse. Siempre en el gran teatro de la vida. En el laberinto de la vida.Tratando de alcanzar un yo permanente que le dé seguridad,que elimine los automáticos e involuntarios miedos. Al final del recorrido,del paso por todos los escenarios de todos los teatros, de todas las vueltas y revueltas se ha des-ilusionado y ha encontrado lo que cada uno debe encontrar. Y no lo define, pero…

Ver un dossier sobre la obra de Gertrudis Rivalta.

Expediente acumulativo del escolar

Expediente acumulativo del escolar

Expediente acumulativo del escolar. 1978. Colección Cuba Material.

Fidel Castro en 1964:

«Tiene que llegar el día en que estemos organizados de manera que se sepa la historia de cada cual, que cada ciudadano tenga un expediente desde niño, desde que entró en el primer grado, qué hizo, cuáles eran sus características, su comportamiento como joven, como técnico, como trabajador en cualquier centro. Tiene que llegar el día en que tengamos el expediente de cada ciudadano.»

h/t Mirta Suquet.

El expediente de la foto fue parte de la exposición Pioneros: Building Cuba’s Socialist Childhood, abierta al pública entre el 17 de septiembre y el 1 de octubre de este año en la Sheila C. Bronson Galleries de Parsons School of Design/The New School, acompañado del siguiente texto:

Student record book

1979

The student book is an official record that documents a student’s academic performance, political values, and physical and psychological development.

The student record book followed each student while progressing from kindergarten through middle school. Of paramount importance was the need to keep this record book free of demerits or negative notations (“manchas”), since it was the first document an authority would review when evaluating a student for further academic progress.

If a student was transferred to another school, a strict chain of custody was maintained when the document itself was moved in order to maintain confidentiality and prevent information tampering. Students never had access to their record book when transferring to a new school.

Ver foro sobre el expediente escolar aquí.

Expediente acumulativo del escolar.

Expediente acumulativo del escolar. 1984. Colección Cuba Material.

Manual de usuario. Televisor Krim 218

Manual de usuario. Televisor Krim 218

Manual de usuario. Televisor Krim 218. 1981. Colección Cuba Material.

Mis abuelos compraron su televisor Krim-218 en la ferretería Variedades Vedado, el 24 de julio de 1981. Pagaron por él 650 pesos. Junto al equipo, recibieron un manual de usuario y un Certificado de Garantía. Este último especificaba que cubría por un año cualquier desperfecto del tubo de pantalla y por tres meses, los del resto del equipo. Para reparaciones, decía, les correspondía el consolidado de Línea entre 4 y 6, también en el Vedado. Hace unos cinco años, mi abuelo y mi mamá decidieron deshacerse del viejo televisor Krim, en el que apenas se veían sombras.

En el 2012, se encontraban en funcionamiento en Cuba «759,164 televisores en blanco y negro…, todos con más de 25 años de explotación», según estadísticas publicadas por Café Fuerte.

Descargue aquí el manual de usuario del Krim-218.

televisor Krim 218

Certificado de propiedad de televisor Krim 218. 1981. Colección Cuba Material.

Sobre de cartas de la marca de camisetas Perro. 1960s. Colección Cuba Material.

En los tempranos sesentas, mi tía abuela se casó con un técnico inglés que trabajaba en Cuba. Por entonces, era secretaria ejecutiva en la fábrica de camisetas Perro. Poco después, se mudó a Londres. En este sobre recibió la confirmación de su renuncia a su puesto laboral, necesaria para poder abandonar el país.

Esa famosa marca de ropa de la época prerevolucionaria volvió a ser inscrita en el registro de marcas y patentes cubano en el año 1979, aunque solo recibió la aprobación de la marca en 1981.

Marca PERRO
     F.solicitud 10/04/1979
Camisetas atléticas de hombre, joven y niño
    Titular EMPRESA DE CONFECCIONES PUNTEX
     Estado administrativo Concedida desde 24/11/81
     Fecha registro 24/11/1981
     Fecha vigencia 10/04/1979
     Fecha expiración 24/11/2016
Plantilla de corte del programa de costura Ana Betancourt

Plantilla de corte del programa de costura Ana Betancourt

Plantilla de corte del programa de costura Ana Betancourt. FMC. 1970s. Colección Cuba Material.

En Bohemia:

«La escuela se instaló en el mismísimo Hotel Nacional de Cuba, cara a cara con el malecón habanero. Miles de muchachas, procedentes de las áreas rurales, recibieron clases de corte y costura, superación cultural y una preparación esencial que las capacitaba para actuar como agentes impulsores de los cambios sociales en sus comunidades.»

«A esta escuela pronto se sumaron las de superación para las antiguas domésticas y las que prepararían a las directoras, asistentes y educadoras de otro programa de estreno: el de los Círculos Infantiles.»

* * *

Entrevista a Elsa Gutiérrez Baró, antigua directora de la escuela Ana Betancourt, en Cubarte:

(…) Después del 59 yo hice muchos trabajos que no eran propiamente de un psiquiatra, pero yo era una médica que quería colaborar y contribuir al desarrollo del país y entonces la psiquiatría quedó un poco atrás, porque era necesario un cambio social y por supuesto me integré a la Revolución.

¿Entre esos trabajos estuvo la dirección de la Escuela Ana Betancourt?

Sí. Yo no soy maestra, pero fui directora de la primera escuela del plan Ana Betancourt que comenzó a funcionar en el Hotel Nacional, a finales de 1960; éste fue un proyecto de la Federación de Mujeres Cubanas, para educar a muchachas campesinas, a partir de una idea de Fidel, que, lleno de ilusiones, quería propiciar que éstas se prepararan, mejoraran su escolaridad, aprendieran corte y costura y multiplicaran en sus lugares de origen las experiencias y conocimientos que habían adquirido. La aspiración era que enseñaran a diez muchachas de sus pueblos, lo que ellas habían aprendido.

Las alumnas venían de lugares muy distantes como el Escambray o la Sierra Maestra y eran muy diferentes a las adolescentes que yo conocía de la ciudad y me dejaban asombrada porque eran muchachas que nunca habían visto nada de la llamada civilización y además tenían muchos prejuicios.

Hay una anécdota que ilustra lo que digo; en uno de los ómnibus que las traían de sus casas y que venía por una zona alta de la carretera, una adolescente de pronto preguntó: «¿qué pueblo es ese que tiene las estrellas tan bajitas?», se estaba refiriendo a un pequeño pueblo que tenía luces eléctricas.

Ellas se instalaron fascinadas y asombradas en el Hotel Nacional, pero estaban llenas de temores, creencias y prejuicios en cuanto a la alimentación, al aseo, a la menstruación, a casi todo; por otra parte descolgaban el teléfono para oír el aparato y salían de las aulas para subir y bajar en el elevador, tenían un extraordinario nivel de ingenuidad e ignorancia.

¿Cómo llegó a desempeñar esa dirección?

Yo era la vicepresidenta nacional de la Federación de Mujeres Cubanas cuando se fundó, y me dieron la tarea de dirigir esa escuela que empezaba en el hotel con mil alumnas, pero que se iba a ampliar hasta tener una matrícula de 10 mil o 12 mil, yo no tenía experiencia, pero lo asumí como un fuerte compromiso de que debíamos triunfar porque era el triunfo de la federación y de la Revolución.

En esta etapa ocurre la invasión de Playa Girón, ¿no afectó este hecho el funcionamiento de la escuela?

No, pero las madres venían a buscar a sus hijas, estaban aterradas pensando que les podía pasar algo allí, lejos de sus familias.

Nosotros por nuestra parte estábamos preocupados por lo que podría ocurrir y por eso le pedí a Fidel que mandáramos a las muchachas de regreso a sus hogares, para seguridad de ellas porque el hotel podía ser bombardeado y Fidel me llamó y me dijo con ese optimismo suyo: «no, no te preocupes, este problema de Girón lo vamos a resolver en tres días, y si las mandamos para sus casas, para reunirlas de nuevo, se va a perder tiempo y las clases tienen que continuar».

Por supuesto continuamos.

¿Cuáles fueron los resultados de esa primera graduación?

Aquella fue una experiencia en la que ellas aprendieron, pero nosotras, las organizadoras, aprendimos mucho más, porque aprendimos que las personas se pueden superar y pueden modificar sus pensamientos e ideas y eso fue muy importante en el trabajo que hice posteriormente como psiquiatra.

Casi todas mejoraron su escolaridad, aprendieron a coser definitivamente y se confeccionaron las ropas que usaron en la graduación y cuando se presentaron en la Ciudad Deportiva, modelando como profesionales, aquel lugar se caía abajo de los aplausos; el triunfo fue tan hermoso que siguieron viniendo las campesinas a estudiar.

Ese primer grupo se graduó el 31 de julio de 1961 y regresaron a sus hogares con una máquina de coser para que multiplicaran lo aprendido en sus lugares. Muchas de estas muchachas, después fueron maestras, dirigentes de la FMC, algunas estudiaron Derecho, o sea la escuela les dio proyectos de vida.

¿Cuándo comenzó a dirigir la revista Mujeres?

En el año 62, la dirección de la FMC me da la tarea de convertir Vanidades, ―que era una revista hermosa pero su contenido fundamentalmente era de modas y consejos― en Mujeres para que fuese realmente una publicación donde las mujeres cubanas tuvieran una representación, tanto las campesinas, como las profesionales, las amas de casa, todas.

Yo, que nunca me he considerado escritora, que nunca había dirigido algo así, me apoyé en un buen consejo de dirección que tenía mucha experiencia, muchas de sus integrantes procedían de Vanidades y aprendí mucho allí. (…)

Continuar leyendo.

* * *

En Sejourné, Laurette and Tatiana Coll. 1980. La mujer cubana en el quehacer de la historia. Mexico: Siglo Veintiuno:

Cuando regresé, bueno, aquello fue una fiesta, todo el mundo de lo más contento por ver cómo me había superado. Yo les llevé todos mis álbumes, todas las muestras, todas las cositas que había hecho; aquello fue una emoción terrible, una fiesta al otro día con toda la gente, todo el mundo iba a la casa a verme. Habíamos llegado por la noche y tremenda bulla que todo el mundo se despertó. Todo el mundo quería saber cómo era esto por acá, que cómo nos habían tratado, que cuál era la situación nuestra acá, bueno, nos hacían preguntas. (Irma Hernández Egarza, p. 131)

Lo que fue una gran novedad fue la máquina; todo el mundo pasaba a ver la máquina y sólo hablaban de la máquina, y tú me la prestas, y yo voy a aprender a coser. La muchacha les dio las clases. Decirlo hoy día parece fácil pero verlo y vivirlo en aquella época no lo era. El valor que tenía que aquella muchacha saliera del pueblo, estudiara y volviera para enseñar. Las viejitas le decían: «Préstame la máquina para remendar . . .», y ella decía: «No, esa máquina es para enseñar.» No se la daba a todo el mundo de miedo que la estropearan. Ellas no la tocaban si no era para enseñar, pensaban que cualquier cosa les iba a echar a perder su máquina. (Manuela Martínez, p. 132)

Recibo relacionado con la entrega del carné laboral

Recibo relacionado con la entrega del carné laboral. 1960s. Colección Cuba Material.

En 1969, el gobierno cubano impuso a los trabajadores la obligación de portar el carné laboral que desde 1962 expedía el Ministerio del Trabajo. El impacto de esta ley en el imaginario popular se refleja en la película La muerte de un burócrata, estrenada en 1966 y dirigida por Tomás Gutiérrez Alea, que trata de las peripecias de la familia de un trabajador que fue enterrado con su carné laboral y que debe recuperar dicho carné para poder disfrutar de la pensión.

Carné laboral entregado en 1962 (reverso). Regalo de Mirta Suquet. Colección Cuba Material.

Carné laboral entregado en 1962. Regalo de Mirta Suquet. Colección Cuba Material.

locomotora 61602

locomotora 61602

Locomotora 61602. Imagen tomada del blog El fogonero.

En El Fogonero: Fidel Castro nunca fue el maquinista de la 61602:

En un museo de La Habana se exhibe la Locomotora Insignia de los Ferrocarriles de Cuba. Es una M62-K que fue construida en Ucrania en 1975, apenas unos día antes de que entrara en la historia al arribar a la estación de Placetas, en el centro de la isla.
En una placa de broce, fijada a uno de los costados de la máquina, puede leerse: “El Comandante en Jefe Fidel Castro, conduciendo esta locomotora 61602, inauguró el primer tramo Oliver- Calabazas del ferrocarril rápido Habana- Santiago De Cuba, el “Día Ferroviario”. 29 enero de 1975. Año del Primer Congreso”.
Un ferroviario que estuvo allí (fue parte de la operación), Esteban Darias Domínguez, y otro que oyó la historia de testigos presenciales, Graciel Velázquez, sostienen un relato diferente al que cuenta la tarja. Según sus testimonios, quien condujo ese tren realmente fue Papito Villa.
Graciel, que era guardafrenos en ese momento, es uno de los que en verdad saben lo que ocurrió aquel lunes: “El coche motor 2050, un Uerdingen con dos motores Leyland, estaba acoplado a la 61602. Cuando mejor iba marchando el asunto, falla la M62-K, de lo que prácticamente nadie se percató”, dice.
“Papito Villa, maquinista del 2050, lo tenía encendido y con la agilidad y picardía que le caracterizó siempre, fue empujando a la 61602 que Fidel creía conducir como todo un experto. Esa es una de las mejores anécdotas que guardo de mis 20 años en los Ferrocarriles de Cuba”, Asegura Graciel con nostalgia.
En la portada de todos los periódicos cubanos que circularon el martes 30 de enero de 1975, aparece una foto donde Fidel Castro desciende sonriente de la 61602. Desde entonces data la leyenda de una locomotora que siempre se consideró un patrimonio nacional.
Del coche motor 2050 y de Papito Villa no se conservan fotografías.

Leer el resto del texto y ver las imágenes que lo acompañan en El Fogonero.

etiqueta provisional

etiqueta provisional

Envase de resina líquida producido por la EMPROVA con etiqueta provisional. Colección Cuba Material.

Hace un tiempo, una amiga me envió la foto de una botella de quitaesmalte cubano, comentándome lo mucho que se parecía el diseño de su precaria etiqueta «provisional» a los envases de la línea australiana de productos de belleza Aesop. Lo había visto en casa de una chica, en la calle 17, en El Vedado, me dijo. Lo tenía en «la cesta donde guardaba los esmaltes» de uñas y parecía «algo super fino de Brooklyn/Chelsea, etc.», un «ejemplo de cómo la estética de élite aquí… converge con lo desprovisto allá», agregó.

En un evento reciente en la sede de la revista Cabinet, en Brooklyn, uno de esos lugares finos de Nueva York donde se respira (y bebe) la pasión por los objetos (el agua la sirven en antiguos contenedores de química fotográfica), me preguntaron sobre la relación entre los objetos de la era socialista y las dinámicas de distinción en Cuba. No supe entonces articular una respuesta, perdida entre el presente globalizado y el pasado soviético, y sus muy distintos códigos de distinción, pero hubiera podido disertar sobre los nuevos espacios hipsters que han surgido en La Habana, a veces demasiado cercanos a la estética de las etiquetas provisionales —quiero decir, a Aesop— y a una época en la que el mismo diseño frasco podía contener quitaesmaltes, loción bronceadora o Laxagar.

h/t: Rachel Price

* * *

En 1986, durante la celebración del quinto aniversario de la Oficina Nacional de Diseño Industrial (ONDI), Carlos Rafael Rodríguez se refirió al diseño de envases y a la calidad de los productos que el país producía para la exportación:

De manera que en ese mundo es donde nosotros tenemos que meter nuestros productos y, desde luego, ese mundo no admite ni zapatos boludos, ni medicinas en cajitas que no se sabe si son de bicarbonato o de talco, uno tiene que mirarlas bien, no se vaya a echar lo que es para los pies, no se lo vaya a tragar uno, porque son iguales las cajitas de polvo para matar los hongos, son iguales, son exactamente iguales. ¡Cuidado con eso, que puede producir grandes trastornos! (RISAS) Entonces, así no podemos. Nosotros tenemos que exportar sobre la base de la eficiencia de nuestros productos y la eficiencia de nuestra presentación.

Yo puedo anunciarles que en el año 1985 hemos echado a andar muchas de estas cosas. Ya las discusiones de envases, que las tuvimos hace 4 años pero no les hicimos mucho caso, ya ahora han empezado a tener eficiencia, lo que son los envases. Que acá Darias, que está a mi izquierda, es bastante —yo diría lo suficientemente— estricto para impedir que ningún producto tenga el signo de categoría «Calidad Superior» si no lo merece y, además, se les quita cuando la pierden.

Serie Ikarus, de Alfredo Betancourt

Serie Ikarus, de Alfredo Betancourt

Serie Ikarus, de Alfredo Betancourt. Imagen tomada de la página de Alfredo Betancourt.

Alfredo Betancourt, serie Icarus (1980s). Comprar el libro aquí.

Anfiteatro del Parque Lenin

Anfiteatro del Parque Lenin

Anfiteatro del Parque Lenin. Alrededor de 1972. Concierto de Joan Manuel Serrat. Foto María A. Arús Caraballo y José A. Cabrera Pérez.

En Insider: My Hidden Life as a Revolutionary in Cuba, libro de José Luis Llovio-Menéndez publicado en 1988 por Bantam Books:

Against all odds the «greatest park in Latin America» was completed too. The installations were put up exactly as they had originally been planned, including the large open-air movie theater, which was a spectacular failure.

For all my skepticism about the project, not even I ever dreamed what a disaster the theatre would prove to be. It was impossible for audiences to sit for more than five minutes on the grass, because a swarm of hungry mosquitoes would attack any human being they came across. At first the administration arranged periodic spraying, but it finally became clear that the number of spectators was not large enough to make the difficult task worthwhile. Surely anyone would prefer the comfort of a traditional movie house, even if the screen was smaller and the environment much less exotic. Finally, after a year, the humidity in the booth ruined the equipment, and the movie theater failed.

(…)

Cubans really had to want to go to the park to get there. Except for those who had a car–the leaders and a very small percentage of the population–you had to spend hours waiting for the park bus, which ran less frequently than busses on other routes. Even if you succeeded in getting to the park, it was a long trek from one side to the other, since the famous little trip sometimes ran and sometimes didn’t, depending on luck. The shows were not performed very often, and they were unappealing, so the greatest incentive for going to the park was the mosquito-infested restaurants–where at least the service was better than in the city–or the treats such as fine caramels or chocolate kisses that were sold only at the park. But these frivolities were too expensive for the workers. Among themselves, the people changed the name from Lenin Park to «Das Kapital,» because of the amount of money needed to enjoy the park.

The most resounding disappointment was the Dry Pass dam, the only hope for the planned lake and its floating scenery. The dam filled up when it rained, but then the water drained out through the cracks into the subsurface. Engineering efforts by the Ministry of Construction were useless; no matter how many thousands of cubic meters of concrete were poured into the cracks, the water continued to leak out. . . .

Thus, there was no water for the lake. As a kind of consolation, it was filled by a well-pumping system. But then the scenery sank, and with it sank the marvelous dream of watching waterborne spectacles in an atmosphere of historical fantasy. The scenery had to be attached to the bottom of the lake and left motionless in front of the coliseum.

Cubans begun to see the park for what it was: an ostentatious display that mocked their real needs. If the project had not been so showy, if so many millions of pesos and so much energy had not been wasted, and if the people’s priorities had been treated with more respect, they surely would have appreciated the park more.

Still, the park partially fulfilled its goal. Lenin Park offered another recreational option as well as more grist for the propaganda mill. Any foreigner who came to Havana was taken to see one of the largest recreational facilities in Latin America.

As for me, I felt that the park was important for the people, who had so few places to relax or take their children. If it had been built more realistically–an amphitheater that wasn’t a Roman imitation, a cinema screen half the size of this custom-built one, aquaria with standard, not specially-treated, glass instead of Caliber–it might have been affordable for more of the country’s citizens. All the cement, iron, imported materials, and labor that had been mobilized toward this luxury park in an underdeveloped country: It was folly. (Pp. 303-304)

Concierto de Joan Manuel Serrat en el anfiteatro del Parque Lenin

Anfiteatro del Parque Lenin. Alrededor de 1972. Concierto de Joan Manuel Serrat. Foto María A. Arús Caraballo y José A. Cabrera Pérez.

anfiteatro del Parque Lenin

Anfiteatro del Parque Lenin. Alrededor de 1973. Foto cortesía Ernesto Fumero.

anfiteatro del Parque Lenin

Mi mamá en el anfiteatro del Parque Lenin en 1972.

Anfiteatro del Parque Lenin

Anfiteatro del Parque Lenin. Alrededor de 1973. Foto cortesía Ernesto Fumero.

Anfiteatro del Parque Lenin

Anfiteatro del Parque Lenin. 2000. Foto Ernesto Fumero.

Teléfono público

 

Teléfono público

Teléfono público en uso en Cuba desde los cincuenta hasta los ochentas.

En Diario de Cuba: Canibalismo social:

Al parecer, esto comenzó en los felices 60, cuando los jóvenes rockeros empezaron a reciclar los teléfonos públicos para manufacturar sus instrumentos musicales alternativos.

Luego se manifestó de manera pluriforme en el cementerio de Colón, emporio de tesoros del arte necrológico: desde la violación de tumbas para extraer restos óseos con fines religiosos hasta la sustracción de tarjas y lápidas, con fines de lucro, como publica a menudo el diario Granma.

De este vandalismo no escaparon panteones famosos, como el edificado por Juan Pedro Baró para su amada Catalina Lasa ni el del ABC, cuyas sobrias placas de mármol verde fueron desmontadas una tras otra, así como las broncíneas letras de su lema: «El ABC es la esperanza de Cuba». Ni hablar de los esqueletos de sus militantes allí sepultados.

Hoy este canibalismo se ha vuelto cotidiano en La Habana. Las pequeñas ruedas de los depósitos de basura, los teléfonos públicos, por supuesto, incluso los angulares metálicos de las torres de alto voltaje, al parecer muy apropiados para jaulas de pollos, son algunos de los renglones que participan de este peculiar mercado negro, exclusivo de Cuba.

Sin necesidad de rastrear, detrás de cada uno de ellos encontramos siempre una necesidad real desatendida por el tan prepotente como ineficaz totalitarismo estatal, diseñado para controlar y prohibir la actividad comercial, no para satisfacer las demandas de su población.

Hace unos años, para escándalo general, cargaron con la estatua del violinista, donada a Cuba por el Instituto Mozart de Viena, que había sido colocada en el parquecito de Línea y Avenida de los Presidentes, frente al antiguo Colegio Baldor.

Son bien conocidos los reiterados despojos sufridos por la estatua a tamaño natural del beatle Lennon en otro parque del Vedado.

Se repite con frecuencia que el pueblo cubano acata las imposiciones del régimen sin protestar. Esto no es enteramente cierto. El pueblo no manifiesta su descontento mediante acciones políticas tradicionales, sin embargo nunca ha dejado de tomar parte en actividades económicas ilícitas, tanto activa como pasivamente.

Estas operaciones de pequeño alcance, en las que interviene de buena gana un sector del aparato burocrático, proliferan enmascaradas bajo la aparente docilidad y están minando los cimientos del régimen totalitario.

La retórica oficial las llama «indisciplinas sociales», y trata de castigarlas mediante multas. Su frecuencia ya es alarmante. Ayer mismo noté desde el ómnibus P3 en que viajaba, que la tarja colocada junto a la acera, en Porvenir entre San Francisco y Concepción, marcando el sitio donde fueron hallados los cuerpos sin vida de dos jóvenes revolucionarios viboreños, ya no está allí.

Quiero creer que ha sido momentáneamente retirada, para restaurarla, pero…