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Pasatiempos infantiles para fiestas. Hechos en Cuba. 1970s. Colección Cuba Material.

Los cumpleaños que se celebraban en la Cuba de mi infancia tenían, todos, piñata de papel rellena de caramelos y dulces, serpentinas, música infantil, cajitas y juegos de competencia. Entre estos no faltaba jamás el de ponerle el rabo al burro. Hasta hoy no sabía de dónde provenía la lámina que un adulto pegaba en la pared, ni los rabos que intentábamos ponerle al burro que había en ella dibujado.

En los cumpleaños de mi infancia también repartían, al menos en algunos, lo que en Estados Unidos llaman goody bags, bolsitas con algún recuerdo o souvenir que los anfitriones repartían a los niños que asistían a su fiesta, en agradecimiento. Al parecer, eran hábitos «de antes» que algunas familias no querían abandonar, pero que terminaron, más tarde o más temprano, desapareciendo debido a la escasez.

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Cajitas. 1970s-1980s. Colección Cuba Material.

En muchos de los cumpleaños a los que asistí en mi infancia y juventud en Cuba, en las actividades del Comité de Defensa de la Revolución (CDR), y en algún que otro sitio que ahora no recuerdo, servían el bufé en cajitas. De cartón de color natural o blanco (este último, semicromado), las cajitas eran parte esencial de cualquier actividad recreativa, lo mismo privada que estatal. Por lo general contenían ensalada fría, pastel de carne, bocadito, una o dos croquetas y un trozo de cake. Algunas cajitas tenían la tapa troquelada en forma de cuchara, que se desprendía y servía como cuchara para comer la ensalada y el cake. A las que no tenían troquelado alguno, les arrancábamos un pedazo de tapa para poder comer. Por lo general, el cartón, ya fuera una cuchara troquelada o no, se ablandaba con la humedad de la comida y uno tenía que arrancar otros pedazos de la tapa para continuar comiendo.

En cierto momento desaparecieron las cajitas, incluso las que no tenían cuchara troquelada. Por esa misma época desapareció la comida de las fiestas. Unos amigos me contaron que un conocido, actualmente un millonario nacido en los países nórdicos, quedó tan fascinado con las cajitas cuando viajó a Cuba en los años ochenta que se llevó unas cuantas para su país (las suyas tenían la cuchara troquelada), y cuando mis amigos fueron a visitarlo a su casa de descanso pasados muchos años, los recibió con unos aperitivos que les sirvió en las cajitas cubanas.

En los cumpleaños de mi hermana y míos, que por lo general mis padres celebraban en casa de mis abuelos, más grande que nuestro apartamento Pastorita, jamás hubo cajitas. Mi abuela ponía la comida en fuentes sobre la mesa, a los lados del cake, y la servía en pequeños platos de porcelana o cristal.

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Cajita. 1970s-1980s. Colección Cuba Material.