frascos de vidrio ámbar para productos medicinales

Frasco de vidrio ámbar. Vista lateral. Colección Cuba Material.

En Cuba, con frecuencia el mismo recipiente servía de contenedor a productos tan diversos como el aceite comestible El Cocinero y el champú Fiesta, en su versión tamaño familiar. Sin embargo, estos frascos de vidrio no recuerdo que contuvieran otra cosa que ungüentos medicinales. Eso sí, una vez vacíos eran reutilizados para guardar desde otros medicamentos hasta cremas de belleza o incluso tornillos y arandelas, o muestras de orine, como me recuerda en Instagram Jorge Pantoja Amengual. Su durabilidad y versatilidad los convirtieron en objetos valorados por la población cubana, que aprendió a adaptarse a la escasez de recursos y a maximizar el uso de los productos disponibles.

Si en algún momento estos frascos de vidrio representaron la posibilidad de una atención médica gratuita y accesible para todos los cubanos, su uso en los años noventa como envase de la gama de productos derivados del propóleos que el gobierno cubano comercializó en divisas marcó el inicio del fin de la utopía y el arribo no solo de un nuevo modelo de salud pública, sino también de una nueva forma de organización y estratificación social.

Frasco de vidrio ámbar. Vista superior. Colección Cuba Material.

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