guaguas

Ómnibus Ikarus

Ómnibus Ikarus. 1980s. Toma de pantalla.

Sobre los ómnibus cubanos de procedencia socialista, en i-friedegg:

(…) Fue a principios de los años 60 cuando los Skoda llegaron a Cuba. (…)

Es muy probable que el único punto del continente americano en que rodó un autobús Skoda fue Cuba comunista.

La introducción de los Skoda simbolizó la hasta entonces inédita gravitación de Cuba hacia los países de la órbita soviética; los ciudadanos cubanos nunca antes habían visto un producto socialista, en medio siglo de república.

Antecedieron a los Skoda los ómnibus PAZ 672 y ZIL LIAZ 158, autobuses soviéticos más compactos, que pronto se hicieron célebres por su ineficiencia de combustible y, sobre todo —especialmente el LIAZ— por no tolerar las altas temperaturas del trópico.

(…)

Más de una vez en el viaje semanal a Matanzas —una ciudad a un centenar de kilómetros al Este de la capital— que junto a mi familia hacía, o de vuelta a La Habana, el Skoda en que viajé nos dejó a medio camino. Igualmente recuerdo la percepción generalizada de los adultos de que a la travesía por carretera en uno de aquellos ómnibus checos se podía apostar a que se descompondría en la jornada.

Casi todas estas roturas deben haber sido de carácter profundamente mecánico porque siempre terminaban con la imposibilidad de desplazamiento del vehículo. “Esto se rompió. caballeros”, solía exclamar concluyente el chófer del vehículo o, “¡hasta aquí llegó!”, cuando el autobús no podía avanzar más.

(…)

Gracias a estas fallas de los Skodas, los chóferes comenzaron a vestirse mal, con indumentaria obrera; no era práctico lucir camisa banca y corbata —como había sido siempre en el gremio—, si en cualquier momento habría de enfrascarse en una lucha cuerpo a cuerpo con la grasa y tizne para revivir el motor. Ese modo de vestir volvió sólo cuando fueron introducidos en Cuba los autobuses japoneses Hino, con aire acondicionado, después de 1970.

(…)

Los Skoda de carretera duraron más que los urbanos. Probablemente porque como sólo viajaban en ellos pasajeros sentados, no sufrieron el aniquilante castigo del sobrepeso de los de ciudad. De todas maneras hay que recordar que los Skodas urbanos nunca fueron sometidos al exceso de carga que más tarde padecieron los Leyland, y en los 80 y 90 los Ikarus. Ello se debe a que en los primeros años de la Revolución, justamente con el arribo masivo de los Skodas, la frecuencia de a minuto o cada dos de, por ejemplo, rutas como la 22, heredados otrora de la COA, se mantuvo, y pocas veces estos buses se vieron tan sobrecargados como luego ocurrió.

(…)

De todos los Skodas RTO quedó un superviviente antológico, el del INDER (el Instituto Cubano del Deporte) que hasta donde vimos y supimos todavía a principios de la década de los 90 permanecía activo aunque en un estado no tan glorioso como el de sus años mozos, y tras transplantarle varios motores reconstruidos con partes de uso. El vehículo servía sobre todo para transportar al equipo nacional femenino de basketball de Cuba. (…)

De triste recordación es el Skoda de Inmigración, el que trasladaba en medio de un mar de lágrimas a los cubanos que se marchaban al exilio, luego que quedaran establecidos los Vuelos de la Libertad desde el Aeropuerto Internacional de Varadero, a unos 130 km al oriente de La Habana, hasta el de Opalocka al Norte de Miami, en la Florida, Estados Unidos, a partir del 1ro de diciembre de 1965. Este autobús hacia el recorrido a full desde la residencia conocida como “El Laguito” en la exclusiva barrida de Miramar en la capital hasta el mencionado balneario, y luego volvía vacío, a menos que en el propósito de sacarle provecho a su viaje de regreso, a veces recogía pasajeros en Matanzas. Por esa razón lo monté una vez de niño.

A pesar de mi corta edad, ya dentro del vehículo, traté de imaginar cómo me habría sentido si hubiese sido un pasajero típico de aquel Skoda, ya que mi familia estaba marcada por el tatuaje indeleble de la obsesión de escapar de Cuba comunista. Pero también recuerdo la preocupación de algunos pasajeros que temían que sus vecinos o quizás compañeros de trabajo, comunistas, desconocedor de lo fortuito de la situación, les vieran dentro de él y pensaran que se iban del país, un estigma insuperable.

Este Skoda estaba pintado de blanco y decorado con un diseño de franjas azules —el patrón empezaron a aplicárselo a algunos de Ómnibus Nacionales—, lo que les hacia lucir más modernos y no tan aburridos como el esquema común de rojo ladrillo debajo y crema encima. Este RTO en la banderola decía, irónicamente en grandes letras negras en mayúsculas, INMIGRACIÓN. Como no se permitía a los familiares de los que se iban el acceso a El Laguito para la despedida, éstos aguardaban en las calles contiguas al inmueble para ver pasar en silencio a quienes se marchaban… y sólo eso, contemplarlos, porque las autoridades advertían seriamente que si los pasajeros decían adiós a sus familiares en la acera, o éstos a aquellos, cancelarían su salida.

1 comentario
  1. Justino René Morales
    Justino René Morales Dice:

    Yo siempre me he preguntado, ¿si los autobuses u obnibus Pegasus, que eran muy fuertes, grandes y cómodos, venían según tengo entendido de España? ¿cuál es la razón que no siguieron importándolos? porque el embargo no podía haber sido la causa de su desaparición, ¿la falta de divisas, como se decía siempre que se perdía una de las tantas cosas que perdimos durante décadas?

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