venta de pitusas

Etiqueta de jeans Franco Pugi. Colección Cuba Material.

Bueno, tuve que hacer memoria, porque hace mucho tiempo que esto pasó, y es de esos recuerdos que traen un mal sabor, pero a la vez una enseñanza. Como yo me había asilado en la embajada del Perú, y estaba esperando el permiso de salida, me botaron de la empresa Benny Moré, a la cual yo pertenecía. Consecuentemente, me quedo desempleado, y mi familia en USA me empieza a mandar dinero a través de turistas amigos de la familia que iban a Cuba. Yo cambiaba esos dólares por moneda cubana, al cambio que existía en la bolsa negra que, si mal no recuerdo, estaba a 5 por 1, y fácilmente me mantenía. Vivía cuando eso en casa de mi pareja, en el edificio López Serrano, y mi apartamento, que estaba a unas cuadras de allí, lo tenía desocupado. Estaba en Línea y H, en un décimo piso: 2 cuartos. En fin, no recuerdo a través de quién me presentaron a una alemana de esas que se casaron con cubanos en Alemania y siguieron al marido, para terminar desilusionada, separada y con una hija, sin tener donde vivir. Estaba buscando un lugar para rentar. Mi pareja me dio la idea de rentarle el apartamento si nos hacía una compra al mes en las tiendas para extranjeros, y ese sería el pago por el apto. Nosotros le dábamos los dólares, y ella hacía la compra. Así, todos los meses yo le daba una lista con las cosas que quería comprar, y el dinero (dólares con los cuales hacía la compra). La mayor parte de la mercancía era jeans, porque había mucha demanda, y se vendían muy rápido. Así comenzó mi carrera de mercader. Eso duró bastante tiempo, hasta que Jenny, la alemana, empezó a ver que podía sacar beneficio para ella. Empezó a cobrar a otros por hacerles compras, y así le estaba comprando a distintas personas sin yo saberlo. Cuando la presencia de Jenny se hizo tan seguida en las tiendas de dólares (todas las semanas), por supuesto que el DTI empezó a investigarla. El día que tocaba hacer mi compra, fui como de costumbre a verla, le di el dinero y la lista de compra. Yo siempre mandaba a una amiga, que iba con ella y se quedaba afuera de la tienda. Esa fue mi salvación, porque cuando vio salir a Jenny, presa, de la tienda, enseguida me llamó por teléfono. Yo fui corriendo hasta mi casa, que era donde guardaba los dólares (porque Jenny, como alemana, podía tenerlos), los saqué rápidamente para casa de un amigo y regresé a casa de mi pareja y nos sentamos a esperar hasta que llegó la policía con orden de registro. Y, por supuesto, terminé arrestado con mi pareja. Hasta ahí llegó mi tienda de jeans.

Testimonio de Jorge Fernández (Pepino), músico de rock.

h/t Jorge Brioso

Con este, inauguro una serie de testimonios sobre las modalidades de consumo en los años sesenta, setenta y ochenta en Cuba.

2 comentarios
  1. Teresa Dovalpage
    Teresa Dovalpage Dice:

    Verdad que desde los ochenta existían esas tiendas para turistas nada más. Pensaba que habían empezado con las llamadas shopping, cuando las tiendas del oro y la plata, pero ya venían desde antes. Uff.

    Responder

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