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Vista aérea de la Escuela de Artes Plásticas del ISA

Vista aérea de la Escuela de Artes Plásticas del ISA. Imagen tomada del blog de Arsenio Rodríguez.

Espacio Laical: Entrevista a Alysa Nahmias y Benjamin Murray, realizadores del documental Unfinished Spaces (Espacios Inacabados):

A finales de junio, tuve la suerte de ver el filme Unfinished Spaces (Espacios Inacabados) en el Festival de Cine Northside, en Brooklyn, Nueva York. Realizado por dos jóvenes estadounidenses Alysa Nahmias y Benjamin Murray, esta joya del cine documental narra la historia de las Escuelas Nacionales de Arte (ENA), hoy sede del Instituto Superior del Arte, como proyecto cultural, social y, sobre todo, arquitectónico.

El relato empieza con la famosa visita de Fidel Castro y Che Guevara, en enero de 1961, al campo de golf del antiguo Habana Country Club, la cual tuvo como resultado inesperado la propuesta de erigir en ese mismo terreno las mejores escuelas de arte del mundo. De ahí, el filme pasa al frenético diseño del complejo artístico en un período de apenas dos meses y los primeros pasos hacia su realización, hasta llegar a 1965, cuando se decidió suspender la construcción todavía en proceso, después de que las obras y los arquitectos fueron criticados por imprácticos y excesivos. En un contexto de polarización política en que los efectos del embargo económico impuesto por Estados Unidos se hacían sentir por todo el país, y tras el impulso que cobró la adopción del método soviético de prefabricación, la ENA poco a poco llegó ser considerada como un proyecto “improductivo”, mientras que algunos tildaron sus diseños de “elitistas.”

Mediante una hábil combinación de entrevistas, fotografías, imágenes de archivo, y filmaciónin situ—y de algún modo siguiendo la senda marcada por John Loomis en su libro de 1999,Revolution of Forms: Cuba’s Forgotten Art SchoolsUnfinished Spaces se nos cuenta la historia de una serie de edificios únicos, controvertidos en su momento, pero hoy reconocidos mundialmente como obras maestras de su época y de sus arquitectos: Ricardo Porro (cubano), Roberto Gottardi (italiano), y Vittorio Garatti (italiano). Además, el filme funciona como una biografía íntima de estos tres hombres, captando la importancia personal que tuvo para ellos haber sido seleccionados para diseñar la ENA , así como el impacto del ostracismo que sufrieron junto con sus obras en un momento determinado. Porro se marchó a París en 1966, mientras que Garatti se vio obligado a regresar a Italia en 1974, víctima de una serie de malentendidos y acusaciones falsas. Gottardi aún vive en Cuba. No obstante estos itinerarios distintos, el filme transmite la huella que ha dejado en cada uno de los tres el haber vivido tantos años con la esperanza de ver sus originales planos utópicos hechos realidad.

Más que un relato estrechamente arquitectónico o biográfico, Unfinished Spaces también abre una amplia ventana a la historia cultural, artística y social de Cuba durante el pasado medio siglo. Como es conocido, aun cuando se había paralizado la construcción con sólo dos de las escuelas terminadas, la ENA nunca dejó de servir como institución de docencia artística. Pasaron por sus puertas algunas de los más exitosos artistas cubanos en estos tiempos. Y en el filme, varios de estos ex-alumnos (algunos radicados en la Isla y otros fuera de ella) ofrecen ricos testimonios de sus experiencias como estudiantes, desde la efervescencia vivida en los años iniciales, hasta la discriminación sufrida por homosexuales a finales de los 60 y comienzos de los 70. Con igual pasión comentan sobre el ambiente de singular creatividad durante los 80 y 90—cuando el deterioro físico en que habían caído algunos de los edificios, junto con su creciente reabsorción por la naturaleza, como si los árboles estuvieran tragándose a los edificios poco a poco, paradójicamente creó condiciones propicias para la reflexión y la experimentación. Aprendemos, además, cómo en pleno Período Especial algunos de los edificios medio abandonados ofrecían refugio para personas desamparadas, además de convertirse en fuente ilegal de suministro materiales de construcción para otros que buscaban mantener sus hogares. El resultado, por tanto, es una historia compleja y a veces amarga, pero a la vez bella y profundamente inspiradora.

El documental concluye a finales de los años 90 y principios de los 2000, cuando en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) se empezaron a gestionar propuestas para restaurar y completar el proyecto inacabado, y cuando Porro y Garatti pudieron regresar a Cuba con el objetivo de colaborar en ese nuevo esfuerzo. Hasta la fecha, las escuelas de Artes Plásticas y de Danza Moderna diseñadas por Ricardo Porro—las dos cuya construcción ya se había terminado en 1965—han sido renovadas, mientras que las Escuelas de Ballet y Música de Garatti, junto con la Escuela de Teatro de Gottardi, permanecen inconclusas. El conjunto de los edificios fue declarado Monumento Nacional en 2010, y desde 2003 forma parte de la “Lista Tentativa” de Sitios del Patrimonio Mundial, de la UNESCO.

Hace poco pude conversar con Alysa (AN) y Benjamin (BM) sobre su filme, un proyecto que les ocupó nada menos que diez años de trabajo y que ha sido premiado en varios festivales internacionales de cine desde su debut oficial hace un poco más que un año, en Los Ángeles. Con gusto, comparto nuestra conversación con los lectores de Espacio Laical.

Pueden ver la entrevista a los realizadores aquí.