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…ni de que haya tan mala memoria.

Silvio Rodríguez

En lo que va de año, tres eventos organizados en Cuba han llevado a la Isla a los titulares de periódicos en todo el mundo: la visita del presidente Obama, el concierto de los Rolling Stones y el desfile de la colección Cruise de Chanel.

Si bien a corto plazo estos tres eventos se ubican más bien en el plano de lo simbólico, la visita del presidente Obama podría dar inicio a un proceso de inversiones que ayudarían, a largo plazo, a desarrollar la economía nacional y, con suerte, mejorarían la calidad de vida de la ciudadanía. En sus itinerarios, el jefe de gobierno de los Estados Unidos intercambió, además, con diversos representantes de la sociedad cubana: cenó en un restaurante privado y se reunió con dueños de negocios y miembros de la sociedad civil opositora, reconociendo de facto a estos actores como interlocutores en la emergente esfera pública cubana.

Asimismo, la celebración del concierto de los Rolling Stones en la Ciudad Deportiva fue un espectáculo para muchos memorable, sobre todo si se tiene en cuenta que en décadas pasadas el gobierno cubano persiguió y reprimió a los amantes del rock, declarando a esa música un arma del “diversionismo ideológico”.

A diferencia de la visita de Obama y del concierto de la banda de rock inglesa, el desfile de la casa Chanel en el Paseo del Prado fue un evento privado. Ni siquiera la prensa nacional fue invitada a cubrir el acontecimiento, según Diario de Cuba. Los cubanos, salvo la minoría que participó como personal de apoyo (choferes de almendrones, personal de seguridad y edecanes, sobre todo) o la élite política invitada, fueron acordonados a varias cuadras de distancia para impedir que se acercaran a la fiesta. Unos pocos sirvieron de escenografía pintoresca para alguna que otra foto, aunque sin alcanzar a competir con la flota de coloridos almendrones en que se desplazó la comitiva.

El desfile de Chanel tuvo lugar en una Habana sin cubanos, una ciudad de utilería que quienes toman las decisiones en Cuba regalaron por unas horas a la industria de la moda mundial, sin consultas públicas ni avisos, sabiéndose con el poder de decidir y de actuar de quien se sabe dueño. Ninguno de ellos ha vestido, en mucho tiempo, un uniforme verde olivo, y si alguna vez se deciden a usar la boina del “guerrillero heroico” será porque ahora tiene el sello de Chanel.

El afterparty. Screen capture del perfil de Instagram de Jakerosenberg.

El afterparty. Screen capture del perfil de Instagram de Jakerosenberg.