billete de un peso

Billete de un peso. Serie de 1960. Colección Cuba Material.

En Navarro Vega, Armando. 2013. Cuba, el socialismo y sus éxodos. Bloomington, IN: Palibrio:

La vida transcurría en las colas. En todas partes se hacía cola. Había colas organizadas, colas desorganizadas y «molotes». Colas por orden de llegada, colas por números, colas en las que se permitía «rotar» y en las que no, colas en las que se permitía «marcar» por otras personas y en las que no se podía. Colas para los que tenían reserva o número por anticipado, y «colas para los fallos».

Colas que duraban meses ratificando el número mediante presencia física al menos una vez al día para, por ejemplo, comprar un colchón. En caso de no poder asistir a dicha «ceremonia de reafirmación» se perdía la vez. De todos modos, hacer esa cola no garantizaba en muchos casos que se pudiese adquirir el producto, porque no se sabía con anterioridad la cantidad que se iba a distribuir.

En los restaurantes y cafeterías se hacía cola durante horas, incluso para reservar una mesa para el día siguiente. (P. 97)

billete de un peso

Billete de un peso (reverso). Serie de 1960. Colección Cuba Material.

4 comentarios
  1. Teresa Dovalpage
    Teresa Dovalpage Dice:

    Y colas con colados y coleros (que vendían o revendían los turnos) y diálogos como
    —¿Usted es el último?
    —Sí, pero pero conmigo hay cinco más.
    Me parece curioso que en el artículo citado diga:
    En caso de no poder asistir a dicha “ceremonia de reafirmación” se perdía la vez.
    ¿No será «se perdía el turno»? Nunca he oído decir «la vez».

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